Actualizado: 08/06/2021
El tratamiento de la ingente cantidad de aguas residuales que se generan en entornos urbanos es un reto creciente y pendiente en muchas grandes ciudades. Mientras que en los países desarrollados se trata el 70% de esas aguas, se estima que el porcentaje cae hasta el 8% en áreas con un desarrollo menor. Los riesgos para la salud son evidentes. En este contexto, la ciudad de Calcuta se convierte en un ejemplo gracias a los East Kolkata Wetlands, una zona de humedales para el tratamiento natural de las aguas residuales de esta magalópolis. Sin embargo, este no es el único logro de este espacio único.
Ubicada al este de la ciudad, una de la más pobladas de la India, esta zona es además el área de cultivo de peces en estanques de aguas residuales más grande del mundo. Con esto, se logra procesar las aguas residuales de Calculta sin más contribución que la de la naturaleza. Al tiempo, el sistema propicia el cultivo en los distintos montículos existentes en las 12.500 hectáreas de humedales. Por si esto fuera poco, este espacio moldeado por el hombre donde tiempo atrás hubo marismas naturales, absorbe los excesos de agua de las áreas urbanas adyacentes, haciéndolas mucho menos vulnerables a las inundaciones.
Estos humedales artificiales aportan, además de pescado, “un sistema para el tratamiento de residuos sólidos y de aguas sucias de la ciudad muy barato, eficiente y respetuoso con el medio ambiente”. Lo subrayan los gestores de este espacio que, además de ofrecer este importante servicio a la ciudad, ha sido incluido en el listado de humedales RAMSAR. “Es hábitat de aves acuáticas y de una gran diversidad de flora y fauna”, apunta la misma fuente.
Pero, ¿cómo logra este espacio tratar de manera natural los 600 millones de litros de aguas residuales diarios que se calcula que genera Calcuta? Lo primero, con la participación en esta iniciativa de 254 pesquerías de la zona sin las que el proceso, sencillamente, no sería posible. A ellas se suman pequeñas parcelas agrícolas que contribuyen y aprovechan también este logro que muchos, como el experto en ingeniería Dhrubajyoti Ghosh, consideran único en todo el planeta.
Tal y como explica la entidad gestora de East Kolkata Wetlands, los residuos se someten a purificación solar para, acto seguido, pasar por un proceso de oxidación natural. Con esto, lo que alcanzó los humedales como desecho se convierte en un espacio óptimo para el crecimiento de algas y plancton de los que, siguiendo con este círculo, se nutren los peces.
Con algo más de detalle, desde India Water Portal desvelan el ciclo completo de este proceso. Todo arranca con la canalización de los residuos desde Calcuta hacia las pesquerías de los humedales. Allí, con el paso de los días, los compuestos orgánicos de las aguas residuales se descomponen a partir de distintos procesos naturales para, finalmente, servir de alimento a los peces. Estos tienen a su vez un papel clave, al evitar cualquier exceso de plancton en los estanques. Este es esencial para descomponer la materia orgánica del agua, pero problemático para la gestión de la zona si su presencia es excesiva.
Todo este mecanismo favorece además una tierra excepcionalmente fértil que, por ello, es aprovechada también para este fin. Sin embargo, el aporte en tratamiento y aprovechamiento de las aguas residuales es lo más destacado, junto al del cultivo de peces. Se calcula que estos humedades cubren un tercio de la demanda de pescado de Calcuta, lo que supone más de 10.000 toneladas anuales.
Pese a todo, East Kolkata Wetlands no está exento de riesgos. “Debido a la presión urbanística creciente, los cambios en la calidad y la cantidad de los residuos, y la negligencia del hombre, esta zona está bajo distintas amenazas”, aseguran desde el organismo gestor. Esto, además, en un contexto en el que, tal y como advierte la ONU, los esfuerzos en la mejora de la gestión de estas aguas son vitales. “El volumen de aguas residuales que necesitan tratamiento aumentará dramáticamente en los países menos desarrollados y, si no se toman medidas ahora, la situación podría convertirse en crítica” tanto para la biodiversidad, como para la salud pública.
Imagen: archiprix.org
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