La Comisión Europea quiere fijar la prohibición definitiva de la venta de coches de gasolina y diésel para 2035. Por ahora, son los enésimos rumores que llegan desde Bruselas, pero no hay que esperar mucho para tener las confirmaciones o desmentidos: en aproximadamente un mes (el 14 de julio, concretamente), el máximo órgano ejecutivo de la Unión Europea presentará un paquete de normas para combatir el cambio climático, que incluirá al menos doce propuestas legislativas destinadas a reducir la contaminación atmosférica. En esa ocasión, el mundo de las cuatro ruedas tendrá las respuestas que lleva tiempo pidiendo para planificar su futuro a largo plazo.
Límites estrictos.
En Bruselas, en concreto, pretenden fijar unos límites de emisiones tan estrictos como para decir el adiós definitivo a los motores endotérmicos: para alcanzar el objetivo de descarbonización de aquí a 2050, indicado por el Green Deal europeo, la Comisión estudia imponer un recorte de emisiones del 60% para 2030, frente al objetivo actual del 37,5%, y del 100% para 2035.
Negociaciones en curso.
Por el momento, no habría una decisión definitiva y los nuevos límites seguirían siendo el centro de las discusiones entre los funcionarios de la Comisión.
Por lo tanto, no se excluyen cambios que respondan a las demandas del sector del automóvil: desde hace tiempo las asociaciones reclaman objetivos realistas y realizables para evitar daños irreparables en el tejido manufacturero europeo y, en todo caso, políticas que acompañen el camino hacia la transición energética.
También hay que recordar que las propuestas incluidas en el paquete climático deben ser examinadas por el Parlamento Europeo y los distintos Estados miembros.
Seguramente, como está ocurriendo con la definición de las normas Euro 7, los países europeos muy expuestos a la industria del automóvil tratarán de aligerar unas propuestas que van a tener graves consecuencias para el sector, sobre todo en materia de empleo.
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