Actualizado: 05/07/2024
Las empresas alimentarias trabajan incansablemente para limpiar sus instalaciones y prevenir brotes… pero los desinfectantes sobreviven en las superficies solo unos minutos antes de descomponerse debido a la exposición y a la luz ultravioleta. La startup israelí Bio-Fence ha desarrollado un aditivo que hace que los desinfectantes duren semanas, incluso meses.
Las bacterias de las carnes procesadas provocaron el peor brote de listeriosis del mundo, en Sudáfrica en 2017, que mató a más de 200 personas. No fue un incidente aislado. De hecho, cada año se producen 600 millones de casos de enfermedades transmitidas por los alimentos.
Este nuevo aditivo puede mezclarse con casi cualquier revestimiento o pintura que se aplique a paredes y suelos, de modo que cuando la superficie se higieniza con un desinfectante, impide la proliferación de bacterias durante mucho más tiempo.
En la industria alimentaria, el revestimiento sólo tiene que renovarse cada cinco años, explica Ofer Shoham, CEO y cofundador de la empresa. Y en el lapso de esos cinco años, los desinfectantes pueden rociarse sobre las superficies y durar semanas, en lugar de meros minutos.
Una nueva tecnología que crea una película o recubrimiento que puede estabilizar biocidas potentes, sustancias químicas que destruyen organismos nocivos, como el cloro y darles una capacidad duradera. Así, la superficie queda protegida de la recontaminación. Cualquier bacteria que aterrice en la superficie se encuentra con una concentración de cloro y será destruida inmediatamente.
El nuevo aditivo es un producto químico, basado en material orgánico y sintetizado de forma que crea la capacidad de que el cloro se una a él. La unión es lo bastante fuerte como para impedir que se descomponga, pero lo bastante débil como para que pueda disolverse en la capa externa de agua de las bacterias y matarlas.
La ventaja del cloro es que es muy seguro. Lo utilizamos en el agua potable y lavamos con él frutas y verduras. El único problema es que, aunque es potente, seguro y eficaz, sólo permanece activo unos minutos hasta que se descompone.
Bio-Fence se está expandiendo más allá de la alimentación, al sector sanitario. Próximamente pondrá en marcha un proyecto piloto con un importante centro médico de Israel, en el que probará un espray concentrado a base de agua. El personal del hospital sólo tendrá que introducir una pastilla de cloro en la formulación y pulverizarla sobre las superficies que sean fuentes de contaminación, como los marcos de las camas, los armarios y los pomos de las puertas. La película estará activa durante siete días.
Bio-Fence aún no tiene un producto comercial, pero ha puesto su tecnología a disposición de empresas de revestimientos y pinturas para diversos proyectos destinados a las industrias alimentarias de Estados Unidos, Israel y, más recientemente, Brasil.
Más información: www.bio-fence.com
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