Actualizado: 06/07/2022
Responsable de hasta un tercio de la energía que se consume en el mundo y de aproximadamente la quinta parte de las emisiones. Son las cifras del sector inmobiliario y parte de los argumentos que lo han lanzado a una carrera imparable en busca de nuevos materiales de construcción sostenibles.
Hormigón que se auto-repara, que cambia de color o que podría soportar las condiciones del planeta Marte; madera semitransparente que emula el cristal; corcho o bambú para dar forma a todo tipo de construcción, o incluso colillas que, de contaminar, pasan a aminorar en costes la producción de ladrillos son algunas de las innovaciones en un campo del que surgen semana a semana nuevas propuestas que, aunque suenen a ciencia ficción, configuran ya el presente de la construcción y dominarán su futuro.
Aunque la lista de nuevos materiales para la edificación es prácticamente inacabable, algunas de las novedades más destacadas para estructuras, revestimientos o cualquier parte de un edificio son las siguientes:
Cemento autorreparable y otras innovaciones.
El cemento es uno de los materiales que concentran más investigaciones en el campo de la construcción sostenible y eficiente. No en vano se calcula que la fabricación de cemento es responsable directa del 90% de las emisiones de CO2 en los procesos industriales.
Por ello, son muchas las novedades que llegan desde la industria, que se esmera en la búsqueda de hormigón autorreparable y de cemento termocrónico. Mientras que, en el primer caso, se persigue que el hormigón solvente sus propias fisuras; en el segundo de lo que se trata es de un revestimiento inteligente. Con unas propiedades únicas que le permiten cambiar de color según la temperatura, esta innovación eleva o reduce la temperatura de las fachadas y, con ello, las del interior del inmueble.
Pero las novedades no quedan ahí y se extienden, por ejemplo, a cementos capaces de generar luz -cemento fosforescente, le llaman- que adquiere esta cualidad gracias a su capacidad para absorber energía. A esta idea se suman otras en este campo, que alcanzan incluso a la construcción en Marte. Para ello, desde la universidad de Northwestern se ha llegado a proponer un ‘cemento marciano’ que es dos veces más fuerte que el típico material compuesto a base de azufre.
Maderas semitransparentes e hiperresistentes.
Aunque es probable que no muchos apostasen por la madera como ese material del futuro capaz de sustituir las típicas estructuras de hormigón y de acero, los avances del sector no desisten y se mueven también en este campo.
Así, para estructuras, la madera contra laminada toma posiciones incluso para la edificación de rascacielos como la torre Oakwood, un proyecto del Centro de Innovación con Materiales Naturales de la Universidad de Cambridge que persigue alzar un edificio de 80 plantas a base de este material. Se prevé que incorpore hasta 65.000 metros cúbicos de madera. Y es que según la página web especializada en urbanismo UrbanHub este tipo de madera cuenta con numerosos beneficios: “los edificios de CLT necesitan menos trabajo de cimentación, porque las estructuras resultantes son mucho más ligeras. El proceso de construcción real también es mucho más rápido y silencioso que la construcción tradicional, algo que los vecinos agradecerán”.
Otra madera, en este caso semitrasparente, es la propuesta del Royal Institute of Technology de Estocolmo, desde el que se apuesta por esta opción para sustituir al cristal y acomodar las instalaciones solares de los edificios.
Otra propuesta es EcoBlock, un bloque de auto-construcción que requirió simultáneamente la creación de un material de ingeniería ecológico o material compuesto: WCC1 (Wood-Concrete-Composite: material compuesto de concreto-madera) desarrollado para arquitectura sustentable. Como referencia el EcoBlock posee una matriz cerámica más el agregado de biomasa (viruta) producto del desperdicio de la producción maderera y aserraderos, con un agente estabilizan.
Un proyecto con la misma base del anterior es Brikawood, las casas de ladrillos de madera tipo LEGO que podrás construir tu mismo. Un nuevo concepto de ladrillo de madera que se ensambla, casi como en un juego, sin necesidad de emplear adhesivos, clavos o tornillos y que, además, cuenta con unas propiedades de aislamiento acústico y de eficiencia térmica muy superiores a otras soluciones para la construcción.
Bambú y corcho, alternativas al alza.
Pabellones deportivos construidos solo con bambú, viviendas a base de este material, torres de bambú que producen agua… la lista de edificaciones que han optado por este material es larga y las razones no son pocas. Su solidez es, sin duda, una de las más destacadas, pero no la única. Asequible en costes, la construcción con bambú optimiza las cualidades térmicas de cualquier edificación que cuente con este material que es, además, un excelente aislante acústico.
Otra alternativa constructiva que también puede encontrar su espacio en la edificación sostenible del futuro es el corcho. Su enorme versatilidad y sus reconocidas propiedades para el aislamiento térmico son las principales bazas de este material que, sin duda, puede sumar para la mejora de la eficiencia energética de los edificios.
Impresión en 3D y bioplásticos.
Con el boom de la impresión en 3D parece irremediable que esta se extienda también al ámbito de la construcción. Con casas ya fabricadas mediante esta técnica, conocida como fabricación aditiva, son muchos los estudios que se enfocan hacia este campo, que avanza a toda máquina. De hecho, semanas atrás arrancó la construcción del primer edificio europeo a base de impresión 3D; el edificio BOD. Ejemplos anteriores de estas técnicas se pueden encontrar también, por ejemplo, en Alcobendas, donde se inauguró el primer puente en 3D del mundo. Entre las fortalezas de la técnica, la reducción de residuos que propicia.
La investigación en impresión 3D de biomateriales y la propia concepción de nuevos materiales para la construcción que presentan, como gran aval, el hecho de ser biodegradables, es otra de las líneas en las que se explora dentro de la construcción sostenible, que pasará a buen seguro por los bioplásticos.
Envolturas fotovoltaicas, ladrillos biológicos y otros avances.
En esta rueda de innovación y desarrollo que no para, las propuestas llegan desde todos los campos. Uno de los que pegan más fuerte es el de la cobertura fotovoltaica de los edificios para que estos sean, en sí mismos, una central para la producción de energía limpia. Cristales que generan energía o paneles de colores para fachadas son algunas de las propuestas en este sentido. Como ejemplo de hasta donde puede llegar, esta imponente escuela danesa cubierta por 12.000 paneles.
Ladrillos de cemento creados a partir de bacterias que facilitan el proceso de producción y que garantizan el aislamiento y la durabilidad; así como otros a los que se incorporan colillas en cantidades muy pequeñas para tirar a la baja la energía necesaria para la producción de ladrillos son otras propuestas que suman a la innovación en este terreno.
La investigación en el campo avanza por tanto a un ritmo acelerado, al tiempo que trata de salvar un escollo para muchas de estas ideas: el precio de producción. En la capacidad de estas propuestas de ser sostenibles pero también de competir en costes con materiales convencionales está parte del éxito de su salto desde el concepto hasta la construcción.
Materiales de construcción con materiales reciclados.
Caso de Plasma Rock, un nuevo material hecho a partir del 100% desperdicios reciclados procedentes del vertedero. Un diseño de Inge Sluijs que ha encontrado la manera de convertir los desechos de los vertederos en un material innovador que puede ser utilizado para crear material de construcción respetuoso con el medio ambiente. El resultado de un proceso que calienta los materiales del vertedero a temperaturas extremadamente altas. Según el diseñador, se pueden crear 20 kg de roca de plasma de 100 kg de residuos de vertedero.
Conceptos plásticos es un proyecto del arquitecto colombiano Oscar Andrés Méndez, un proyecto que transforma basura plástica y caucho en un sistema constructivo alternativo para viviendas temporales y permanentes, y otras edificaciones. Una materia prima económica y accesible en cualquier lugar del mundo. Un sistema de construcción un 30% más barato que los sistemas tradicionales en zonas rurales.
Otra tecnología de bajo coste que transforma plástico reciclado en ladrillos de construcción es la propuesta de la empresa italiana Presanella, que ha patentado un sistema que recicla plástico transformándolo en ladrillos y otros materiales que componen el diseño arquitectónico para la construcción de casas. Este ladrillo permite construir casas con un alto nivel tecnológico, con rapidez y a muy bajo costo. Para construir una casa de 80 metros cuadrados se necesitan 2.500 kg de plástico reciclado.
Otro proyecto que recicla materiales para la construcción es el de TrashPresso, una planta de reciclaje móvil capaz de convertir 5 botellas de plástico en un azulejo. Pero no solo convierte los residuos plásticos, sino que trata también los textiles y, en 40 minutos de trabajo, produce azulejos suficientes para cubrir 10 metros cuadrados. Además, tal y como explican desde la empresa que ha ideado este proyecto, esta planta transportable está equipada con paneles solares en la cubierta que garantizan que toda la energía necesaria para que la maquinaria funcione se obtiene de fuentes limpias.
Hongo que puede autorreparar el cemento y combatir la contaminación.
Conseguir que el hormigón se autorrepare es uno de los galimatías que todavía trata de desentrañar la ciencia. Un paso en esa línea puede haberlo dado un equipo de investigadores que ha comprobado que un tipo de hongo podría rellenar las grietas abiertas que se forman en el hormigón con el paso del tiempo. Además de ser inocuo para el medioambiente, el proceso ayudaría a combatir los gases de efecto invernadero, ya que este hongo elimina dióxido de carbono de la atmósfera.
El nuevo material que puede enfriar sin consumir energía.
Un equipo de ingenieros de la Universidad de Colorado ha desarrollado una película plástica disipadora de energía solar térmica, para actuar como una especie de sistema de aire acondicionado para las estructuras. Tiene la capacidad de enfriar objetos incluso bajo la luz solar directa con cero consumo de energía y agua.
No consume energía y no emite gases de efecto invernadero. Una nueva película, tan gruesa como una hoja de aluminio, podría enfriar edificios y muchos otros objetos en los próximos años. Este nuevo material aborda el reto de enfriar edificios que reciben la luz directa del sol cada día.
Sólo con 10-20 metros cuadrados de este material en el techo podrían enfriar una casa unifamiliar en verano.
Estas y muchas otras innovaciones permiten afirmar que el futuro de la construcción sin duda es sostenible.
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