Actualizado: 26/05/2021
El MIT quiere desarrollar la batería perfecta para los aviones eléctricos. Jugando con el magnetismo, un equipo de científicos del MIT ha creado una batería de litio que se descargó lo suficientemente rápido como para hacer despegar un avión del suelo.
La propulsión eléctrica está llegando paulatinamente a todos los sectores del mundo del transporte, pero hay un sector que tiene más dificultades que otros para abandonar los combustibles fósiles: la aviación.
La eliminación de las emisiones en la aviación es uno de los retos más difíciles del rompecabezas del clima. El sector representa alrededor del 2% del CO2 mundial y esta cifra crece constantemente. Más allá de la reticencia de la industria a asumir un compromiso medioambiental serio, existen considerables dificultades técnicas para «limpiar» el transporte aéreo.
Dificultades que aumentan exponencialmente si el objetivo final es la electrificación de los medios. ¿Por qué es eso? Esencialmente porque las baterías que alimentan a los coches eléctricos hoy en día siguen siendo demasiado caras, pesadas y «lentas» para satisfacer las necesidades de los aviones.
Proyectos como el realizado en el MIT por dos ingenieros de materiales están tratando de cambiar el futuro del sector. Sin embargo, Ming Chiang y Venkat Viswanathan están realizando actualmente una investigación cuyo objetivo es optimizar el rendimiento de las baterías de iones de litio y allanar el camino para el primer avión eléctrico híbrido de pasajeros.
De hecho, no son los primeros: una docena de empresas, entre ellas Uber, Airbus y Boeing, están estudiando el potencial de los pequeños aviones eléctricos o híbridos, una especie de taxi volador biplaza capaz de recorrer unos 160 km con una carga. Incluso están desarrollando aviones con pilas de combustible para rutas regionales.
Pero Viswanathan y Chiang apuntan más alto. El plan inicial es desarrollar una batería capaz de alimentar un avión para 12 personas con un radio de cobertura de 644 kilómetros (suficiente para hacer viajes, por ejemplo, de San Francisco a Los Ángeles). En una segunda fase, se espera crear un avión eléctrico capaz de transportar hasta 50 personas.
Sin embargo, para que esto sea posible, el sistema de almacenamiento debe ser capaz de proporcionar no sólo suficiente energía para el viaje, sino también una enorme cantidad de energía durante el despegue.
Para que la fase de descarga de la batería sea lo suficientemente rápida para las necesidades del despegue, una opción es hacer que los materiales de los electrodos sean más porosos o más delgados, pero uno de estos cambios tendría un alto coste en términos de densidad energética. A diferencia de otros trabajos, el enfoque de los dos investigadores del MIT no altera la composición de las baterías, sino que simplemente cambia la alineación de los elementos dentro de ellas. El equipo está aplicando fuerzas magnéticas para enderezar el tortuoso camino que siguen los iones de litio.
Las primeras pruebas han demostrado que la capacidad de descarga de estos electrodos, o la velocidad a la que los electrones salen de la batería, puede aumentarse más del doble que las baterías de iones de litio convencionales, sin sacrificar la densidad de energía.
Más información: technologyreview.com
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