Actualizado: 16/05/2021
La ‘Floating Farm’, la primera granja flotante del mundo, que se construye en el puerto de Rotterdam, en Holanda, acaba de fichar a los dos granjeros que liderarán el proyecto experimental. Esta iniciativa ecológica persigue ganar nuevos espacios para la producción de alimentos, aproximarlos a los núcleos urbanos para reducir las necesidades de transporte y, con ello, las emisiones que de él se derivan; así como mostrar a la ciudadanía de dónde vienen los productos que consumimos.
Así, con el fichaje de Albert Boersen y Myrthe Brabander, se da un paso más en un proyecto piloto en el que ambos jugarán un papel fundamental. De un lado, supervisarán todo el proceso para la producción de leche en esta granja flotante que, según las previsiones, se espera que alcance los 800 litros diarios. Además, se prevé que la oferta de productos lácteos se extienda a derivados como el yogurt y el queso.
Para ello, Boersen y Brabander cuidarán del ganado que se trasladará a la granja; una decena de vacas Montbeliarde que encontrarán en la plataforma sobre el agua el pasto suficiente para cubrir sus necesidades de alimento. Además, el rebaño no tendrá mayores problemas para adaptarse a su vida sobre la superficie marina, puesto que la universidad de Utrecht ha constatado en un estudio que las vacas no se marean.
Además de aproximar al máximo la producción al consumidor final, la iniciativa y, con ella, el trabajo que desarrollarán las que serán las dos caras visibles del proyecto, va más allá. De hecho, un aspecto clave será la promoción de la alimentación saludable y la educación respecto a cómo se produce el alimento. Por ello, “niños y estudiantes serán bienvenidos para participar en visitas guiadas” en las que podrán conocer a fondo el proceso de manipulación de productos lácteos, según explican desde la web del proyecto.
La gente, “habitualmente no conoce de dònde viene nuestra comida y me gustaría mostrárselo desde cerca”, aseguró en declaraciones a la prensa local Boersen, quien subrayó su deseo de “concienciar también a los granjeros, para que sepan dónde va lo que producen”.
Además de la producción ecológica y urbana, y de la sensibilización, este proyecto piloto permitiría reducir las emisiones que ocasiona el transporte de alimentos. La instalación de sistemas para la captación de energía solar será además otra clave de esta granja flotante, que incorporará también equipos para recuperar y reutilizar el agua de lluvia.
Así, ejemplo de sostenibilidad en sí misma, esta granja podría empezar a operar durante la segunda mitad de 2018. Hasta entonces, siguen adelante los trabajos para construir la plataforma flotante de 1.000 metros cuadrados en la que se ubicará este centro de producción. Fabricada de hormigón y provista de un suelo especial para que el ganado pueda pastar y hacer sus necesidades como si estuviera en el campo, la construcción tiene un coste aproximado de 2’5 millones de euros.
El innovador proyecto está promovido por Uit Je Eigen Stad, especializada en agricultura urbana; Courage, instituto de innovación de la agricultura y el sector lácteo; así como Beladon, empresa especializada en construcciones flotantes. De su responsable, precisamente, partió el germen de esta idea que avanza hacia su puesta en marcha cuando, durante una visita a Nueva York tras el huracán Sandy, percibió los efectos de la interrupción del suministro de alimentos y vio en las granjas urbanas una respuesta frente a estas situaciones y, en general, frente a la falta de tierra para satisfacer la demanda de alimentos que necesita la población mundial.
Más información en Floating Farm.
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