Actualizado: 14/10/2021
Con un 95% del agua no apta para consumo humano y con buena parte de las tierras de cultivo inaccesibles, tras haber quedado en medio de una zona de amortiguamiento creada en la frontera de Gaza, los palestinos que viven en la franja están encontrando la solución a tantas carencias en la acuaponía.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) lleva años apostando por este sistema de cultivo alternativo, que combina acuacultura y producción vegetal sin necesidad de tierra, como respuesta a los desafíos que la población de la franja de Gaza enfrenta para obtener alimentos frescos y agua.
Por ello, ya en 2012, la FAO impulsó una iniciativa piloto para promover la instalación de sistemas acuapónicos, en especial entre familias con mujeres al cargo y para aquellas con menos recursos. Este intento no funcionó como se esperaba, porque los beneficiarios carecían de experiencia en producción y, también, por la falta de recursos para mantener estos sistemas.
Y es que, para que la acuaponía cale en Gaza como empieza a hacerlo, hay desafíos a sortear: ¿de dónde y con qué dinero obtener los elementos que el agua de los sistemas acuapónicos necesita para nutrir los cultivos? La respuesta, en ocasiones, ha tardado en llegar años en los que la práctica, el error y el inicio del proceso desde el principio han sido, para muchos productores, una constante hasta que, al fin, han dado con la solución a este problema.
A Abu Nasser, carpintero que ha recibido formación y una subvención de la FAO para probar con la acuaponía, la respuesta a qué nutrientes aportar a sus plantas le llegó tras mucha experimentación. Al final, la piedra caliza convertida en polvo y la cáscara de huevo machacada le dieron la respuesta para obtener calcio, potasio y fósforo para sus cultivos, en sustitución de los fertilizantes tradicionales. Estos son tan costosos que adquirirlos en Gaza es un lujo difícil de asumir.
Los resultados de la apuesta de Nasser por modelos de agricultura alternativa son claros: ha transformado su tejado en un oasis del que hoy obtiene hasta 3.500 kilos de alimentos. De hecho, según explica el hombre de 53 años, gracias a la acuaponía cultiva más del doble de lo que podría con técnicas tradicionales y, al mismo tiempo, ahorra hasta un 90% de agua.
Su experiencia se repite en distintas zonas del territorio sitiado donde, por ejemplo, Iyad al-Attar ha sido capaz de cultivar hasta 5.000 lechugas gracias a otra subvención de la FAO y, como en el caso anterior, a la paciencia y el ingenio. Él, por ejemplo, no ha dudado en acudir a cebollas, pimientos picantes o aceitunas como respuesta natural frente a las plagas.
Sin agua, sin tierras de cultivo, o con las que quedan altamente degradadas, la producción sostenible mediante acuaponía puede dar un respiro al más de millón y medio de personas que residen en Gaza. De ellas, tal y como advierte el Programa Mundial de Alimentos, una de cada dos padece inseguridad alimentaria, lo que se traduce en la práctica en la imposibilidad de acceder a alimentos.
Máquina de depuración solar casera en Gaza produce 10 litros de agua al día
Más información: aljazeera.com
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