Actualizado: 05/07/2024
El fenómeno conocido como el «Puerta al Infierno», ubicado en la remota Siberia, ha capturado la atención no solo de los entusiastas del cine, sino también de biólogos y ecologistas. Este término hace referencia a la creciente preocupación por el derretimiento del permafrost subterráneo en los polos, un problema que se agrava con el descubrimiento de virus antiguos, algunos de hasta 48.500 años de antigüedad, reactivados por el descongelamiento del permafrost ártico.
La Expansión del Cráter Batagaika
Recientes estudios han detallado que el cráter Batagaika en Siberia está expandiéndose a una tasa alarmante de un millón de metros cúbicos anuales. Actualmente, este cráter mide aproximadamente 1 km de largo y 800 m de ancho en su punto más amplio, y su crecimiento está acelerándose.
Aunque se le denomina cráter, el Batagaika es en realidad una depresión termocárstica, una especie de socavón o «mega-deslizamiento» provocado por el colapso y fracturamiento del terreno debido a la pérdida de permafrost. Fue descubierto en 1991, después de que esta apertura subterránea se dividiera aún más y arrastrara consigo una gran sección de la ladera. Desde su descubrimiento hasta 2007, su crecimiento ha sido documentado y es visible en diversos registros visuales.
Permafrost: Un Gigante no tan Dormido
El permafrost, a pesar de su nombre, no es realmente permanente; se trata de suelo que ha permanecido a 0°C o menos durante más de dos años. Aproximadamente un cuarto de la superficie terrestre del hemisferio norte está compuesta por esta tierra congelada, que puede variar desde unos pocos metros de profundidad hasta casi un kilómetro.
El problema radica en que el calentamiento de las temperaturas del aire está alimentando un ciclo de retroalimentación positiva en el cráter Batagaika, lo cual probablemente no disminuirá mientras haya hielo que derretir.
Consecuencias Ecológicas del Deshielo
Cuando la capa de permafrost se degrada o se derrite, pasa de tener la consistencia del concreto a una masa fangosa, incapaz de sostener la vegetación en la superficie. A medida que los bordes del terreno colapsan, se pierden las copas de los árboles que protegen del sol (y del calor). En este punto, la materia orgánica antes preservada en hielo se descompone y libera carbono a la atmósfera, alimentando aún más el calentamiento global. Esto, por supuesto, resulta en una pérdida aún mayor de permafrost.
Los «Bichos» Antiguos y Sus Riesgos
No sabemos si estos microorganismos antiguos están equipados para sobrevivir mucho tiempo una vez expuestos a la atmósfera terrestre, ni sabemos si nuestra biología y medicina modernas están preparadas para enfrentar virus novedosos que regresan tras 50.000 años de dormancia. En 2016, se cree que el deshielo del permafrost liberó el Bacillus anthracis, causante del ántrax, que mató a 2.649 renos y resultó en decenas de personas enfermas y la muerte de un niño.
Un Detalle Ironico
Y la buena noticia, ¿cuál es? Pues que este cráter se ha convertido en cierta medida en una atracción turística. A pesar de sus peligros, este fenómeno natural atrae a quienes desean ver de cerca las dramáticas transformaciones que enfrenta nuestro planeta.
El cráter Batagaika y sus implicaciones no solo son un recordatorio de los desafíos inminentes del cambio climático, sino también un llamado a la acción para entender y mitigar sus efectos antes de que sea demasiado tarde.
Más información: www.sciencedirect.com
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