Mientras que, hoy día, se estima que uno de cada 100 vehículos en circulación sobre el asfalto de Estados Unidos es eléctrico, el tránsito del siglo XIX al XX registró un verdadero apogeo de la e-movilidad. Sí, has leído bien. Hace bastante más de un siglo que los coches eléctricos están en el panorama. Pero no solo eso, sino que en 1900 la proporción era mucho más alentadora que en la actualidad. Entonces, al menos un tercio del parque automovilístico del citado país (esto es, 33 de cada 100 automóviles) era eléctrico.
Aunque inventores británicos y franceses habían lanzado ya los primeros eléctricos, esta alternativa para la movilidad sostenible saltó por primera vez a las carreteras norteamericanas en Iowa en 1890. Solo diez años después del logro, firmado por el químico William Morrison, el avance era de consideración. “En 1900 los coches eléctricos estaban en pleno apogeo y representaban alrededor de un tercio de los vehículos en carretera”.
Lo asegura el Departamento de Energía del Gobierno estadounidense en un recorrido por la historia de los coches eléctricos en el mundo y, en concreto, en ese país. Ahora sorprende leer que más de 60 taxis de los que circulaban entonces por la Gran Manzana eran eléctricos. “Es posible tener tu propio vehículo eléctrico instalando una estación de carga en tu propio establo”, informaba algo después The New York Times, tal y como te contamos en este recorrido por los primeros coches eléctricos de la historia.
Aunque la preocupación por los efectos sobre la salud del humo que desprendían los modelos de gasolina ya planeaba entonces, el ascenso meteórico de los coches eléctricos se debió a varios aspectos. El hecho de que fueran más silenciosos que las alternativas contaminantes, además de mucho más fáciles de conducir explica en buena medida el éxito de los coches eléctricos sobre cualquier otra opción. “Rápidamente se hicieron muy populares en entornos urbanos y entre mujeres», asegura el Gobierno estadounidense.
La industria se volcó entonces con la e-movilidad que, pese a todo, cayó tan rápido como se había extendido. El rango de los vehículos y, con él, los avances sobre sus baterías, asuntos que siguen hoy preocupando y dificultando la adopción masiva de los coches eléctricos, fueron clave en el declive de los coches eléctricos.
Aunque, en la actualidad, la proporción de estos modelos frente a los de gasolina y diésel siga a años luz de la que se logró entonces, el resurgir de la movilidad eléctrica es indudable. El lanzamiento del híbrido Toyota Prius en 1997 y el anuncio luego de lo que entonces era una startup, Tesla Motors, de su intención de ofrecer coches de lujo eléctricos revitalizaron la movilidad eléctrica. Aunque el futuro está por escribir, todo apunta a que ha vuelto para quedarse y para contribuir a un modelo menos dependiente de los combustibles fósiles.
Deja una respuesta