
Los investigadores han descubierto un «smog ligero» de microplásticos a la deriva bajo la superficie de los océanos del mundo, revelando mucha más contaminación plástica en las aguas profundas de lo que se sabía anteriormente.
- Microplásticos presentes a todas las profundidades del océano.
- Se acumulan incluso en el fondo marino.
- Plásticos flotantes y hundidos según su tipo y tamaño.
- Amenaza al ciclo del carbono oceánico.
- Pueden ingresar a la cadena alimentaria.
- Impacto potencial en la captura de CO₂
- Aún falta estandarizar la recolección de datos submarinos.
Microplásticos más allá de la superficie
Una investigación publicada en Nature, tras 10 años de análisis y casi 2.000 estaciones de muestreo, confirma que los microplásticos no solo flotan en la superficie, sino que están presentes en toda la columna de agua, hasta el lecho oceánico. Esta “niebla ligera” de plásticos se ha convertido en una presencia constante en el océano global, especialmente en el hemisferio norte, donde la actividad humana es más intensa.
¿Cómo llegan tan profundo?
Aunque se sabía que los giros oceánicos subtropicales acumulan basura en superficie, el nuevo estudio demuestra que estos procesos también concentran microplásticos en el subsuelo marino, formando una especie de “lente” de contaminación plástica. El comportamiento de los microplásticos depende tanto de su tamaño como de su densidad. Plásticos como el polietileno y el polipropileno flotan, mientras que otros más densos, como el tereftalato de polietileno (PET), tienden a hundirse.
Sin embargo, cuando las partículas son lo suficientemente pequeñas, su resistencia al arrastre puede mantenerlas suspendidas durante años, lo que explica su distribución en toda la columna de agua.
Efectos sobre el océano y el clima
El océano actúa como sumidero de carbono, absorbiendo alrededor del 25 % del dióxido de carbono (CO₂) emitido por la quema de combustibles fósiles, gracias al llamado “bombeo biológico de carbono”. Pero la abundancia de microplásticos podría interferir en este proceso.
Los científicos temen que los plásticos alteren la capacidad del océano para capturar CO₂, al afectar organismos clave del plancton que participan en este ciclo. Además, algunos compuestos plásticos pueden tener efectos tóxicos sobre la fauna marina, debilitando aún más el equilibrio de los ecosistemas.
Microplásticos en la cadena alimentaria
Aunque los microplásticos de menos de 20 micras —más pequeños que un cabello humano— no representan un riesgo directo para las personas al estar a grandes profundidades, pueden ser ingeridos por el zooplancton, base de la cadena trófica marina. Esto facilita su entrada al sistema alimentario humano, acumulando también sustancias químicas adheridas a su superficie, como metales pesados o contaminantes orgánicos persistentes.
Desafíos para la investigación
Documentar la presencia de plásticos en aguas profundas sigue siendo complejo. A pesar de los avances, falta una estandarización global para recolectar datos a distintas profundidades, lo que dificulta comparar tasas de acumulación y modelar su evolución a largo plazo.
Comprender cómo se dispersan y se comportan los microplásticos en el océano es clave para desarrollar soluciones tecnológicas y regulatorias eficaces. Este conocimiento puede guiar políticas de economía circular, fomentar el desarrollo de plásticos biodegradables reales y diseñar sistemas de captura de residuos en puntos estratégicos del océano.
Además, esta línea de investigación tiene implicaciones directas en la mitigación del cambio climático. Si se confirma que los microplásticos afectan la captura de CO₂, mejorar la salud de los océanos se convertirá en una prioridad climática, no solo ambiental.
En resumen, estudiar el comportamiento de los microplásticos en el océano profundo es vital para diseñar estrategias de sostenibilidad global. Nos permite comprender las conexiones invisibles entre residuos, clima, biodiversidad y salud humana.
Vía Plastics Are Abundant at Deep-Sea Levels, Research Reports
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