Actualizado: 05/07/2024
En los Países Bajos, los drones que reconocen enfermedades en los cultivos, los robots que recogen tomates y el calor geotérmico como fuente de energía, son algunas de las tecnologías avanzadas que se utilizan en la horticultura en invernaderos, un sector que es un jugador de clase mundial y cuya capacidad de innovación es grande. Pero también existen desafíos relacionados con la biodiversidad, la energía y el clima.
El suelo para macetas de turba perjudica al medio ambiente.
Estos sustratos consisten principalmente en turba. Los Países Bajos son el mayor importador de turba de Europa con 4,7 millones de m3. Las turberas cubren aproximadamente el 3% del área terrestre global, pero contienen el doble de carbono secuestrado que todos los bosques del mundo.
En los Países Bajos, las emisiones de CO2 de las turberas son casi el doble de la absorción de carbono de todos los ecosistemas combinados. Extraer turba es perjudicial para el clima. En el Convenio de Impacto Ambiental y Substratos que el sector firmó el año pasado, acordaron trabajar hacia un sector neutral en carbono. El objetivo para 2050 es utilizar solo sustratos que no tengan un impacto ambiental negativo en la cadena y sean neutros en carbono. El porcentaje de materias primas renovables debe ser al menos del 90% del volumen total de la cadena.
Sustrato biodegradable.
La pregunta sigue siendo: ¿cómo se hace una alternativa de alta calidad y sin turba para el suelo para macetas?
La lana de roca responde parcialmente a esa pregunta. Este material de aislamiento resultó bastante adecuado como sustrato después de algunas modificaciones. La desventaja significativa es que se necesita mucha energía para fundir la basalto (roca volcánica) con cal al producir la lana de piedra. Además, no es biodegradable.
La sustitución del suelo para macetas de turba por una alternativa más sostenible y amigable con el medio ambiente es uno de los desafíos más importantes a los que se enfrenta la industria de la horticultura en todo el mundo. En los Países Bajos, donde la industria de la horticultura en invernadero es un jugador de clase mundial, este desafío se ha vuelto aún más importante debido a los altos niveles de emisiones de dióxido de carbono generados por el uso de turba para suelos para macetas y sustratos.
Para abordar este problema, la empresa holandesa Klasmann-Deilmann ha estado trabajando en la reducción del uso de turba como ingrediente principal en suelos y sustratos para macetas, y ha estado explorando la posibilidad de reemplazar la turba con otros materiales, como fibra de madera, corteza de árbol o residuos verdes compostados. La empresa está colaborando con su socio de innovación, Maan Biobased Products, para desarrollar una alternativa completamente libre de turba en forma de un sustrato biodegradable extruido llamado Nygaia.
Nygaia es un sustrato biodegradable basado en el principio de Growcoon. El material puede absorber aire y retener agua, lo que lo convierte en un sustituto adecuado para la turba como sustrato para macetas.
Pero Nygaia no debería llamarse «suelo», ya que no contiene la misma cantidad de vida microbiana que el suelo natural. Sin embargo, Nygaia recrea las condiciones necesarias para que las raíces de las plantas crezcan y los nutrientes estén disponibles.
Además, Nygaia está libre de enfermedades, lo que lo hace ideal para su uso en horticultura en invernadero de alta tecnología, especialmente en granjas verticales y viveros hidropónicos donde la sostenibilidad es valorada.
Nygaia se está desarrollando en forma de tapete delgado o de tapón para plantas jóvenes. El objetivo es crear un sustrato que pueda contener agua y aire, recreando las condiciones de crecimiento del suelo para que las plantas puedan obtener los nutrientes necesarios para su desarrollo. Además, este nuevo sustrato es inerte, limpio y fácil de controlar, lo que lo hace adecuado para la horticultura de alta tecnología.
Más información: nygaia.com
Deja una respuesta