El ingeniero Fabien Esculier nunca ha olvidado el enfoque poco convencional de su abuela sobre la jardinería; de hecho, ha inspirado su carrera.
La orina humana puede parecer una forma rudimentaria de fertilizar las plantas en la era de la agricultura industrial, pero a medida que los investigadores buscan formas de reducir la dependencia de los productos químicos y disminuir la contaminación ambiental, algunos se interesan cada vez más por el potencial de la orina.
Las plantas necesitan nutrientes como el nitrógeno, fósforo y potasio, y nosotros los ingerimos a través de los alimentos, antes de «excretarlos, sobre todo a través de la orina«, explica Esculier, que dirige el programa de investigación OCAPI en Francia, que estudia los sistemas alimentarios y la gestión de los residuos humanos.
Una oportunidad.
Los fertilizantes a base de nitrógeno sintético, que se usan desde hace un siglo, han contribuido a aumentar el rendimiento e impulsar la producción agrícola para alimentar a la creciente población humana.
Pero cuando se utilizan en grandes cantidades, llegan a los sistemas fluviales y otras vías de agua, provocando floraciones asfixiantes de algas que pueden matar a los peces y otras formas de vida acuática.
Además, las emisiones de este amoníaco agrícola pueden combinarse con los humos de los vehículos para crear una peligrosa contaminación atmosférica, según las Naciones Unidas.
Los fertilizantes químicos también generan emisiones de óxido nitroso, un potente gas de efecto invernadero que contribuye al cambio climático.
Pero la contaminación no sólo proviene directamente de los campos.
Las prácticas sanitarias modernas representan una de las principales fuentes de contaminación por nutrientes. La orina es responsable de alrededor del 80% del nitrógeno que se encuentra en las aguas residuales y de más de la mitad del fósforo.
Julia Cavicchi, Instituto Rich Earth de Estados Unidos.
Para sustituir los fertilizantes químicos, se necesitaría muchas veces el peso de la orina tratada.
Dado que la producción de nitrógeno sintético es una fuente importante de gases de efecto invernadero, y el fósforo es un recurso limitado y no renovable, los sistemas de desviación de orina ofrecen un modelo resistente a largo plazo para la gestión de los residuos humanos y la producción agrícola.
Julia Cavicchi.
Un estudio realizado en 2020 por investigadores de la ONU concluyó que las aguas residuales mundiales tienen el potencial teórico de compensar el 13% de la demanda mundial de nitrógeno, fósforo y potasio en la agricultura.
Pero la desviación de la orina es más fácil de decir que de hacer.
En el pasado, los excrementos urbanos se transportaban a los campos agrícolas para utilizarlos como abono junto con el estiércol animal, antes de que las alternativas químicas empezaran a desplazarlos.
Pero ahora, si se quiere recoger la orina en origen, hay que replantearse los retretes y el propio sistema de alcantarillado.
A principios de los años noventa se puso en marcha en Suecia un proyecto piloto de recogida de orina en una serie de ecoaldeas.
Ahora hay proyectos en Suiza, Alemania, Estados Unidos, Sudáfrica, Etiopía, India, México y Francia.
Se necesita mucho tiempo para introducir innovaciones ecológicas y, sobre todo, una innovación como la separación de la orina, que es muy radical.
Tove Larsen, investigadora del instituto suizo de investigación acuática Eawag.
Según ella, los primeros inodoros separadores de orina se consideraban antiestéticos y poco prácticos, o suscitaban preocupación por los malos olores.
Pero espera que un nuevo modelo, desarrollado por la empresa suiza Laufen y Eawag resuelva estas dificultades, con un diseño que canaliza la orina en un recipiente independiente.
Una vez recogido el orín, hay que procesarlo.
La orina no suele ser un gran portador de enfermedades, por lo que la Organización Mundial de la Salud recomienda dejarla durante un tiempo, aunque también es posible pasteurizarla.
Luego hay varias técnicas para concentrar o incluso deshidratar el líquido, reduciendo su volumen y el coste de transportarlo a los campos.
Este tema toca lo íntimo.
Ghislain Mercier, empresa pública Paris et Metropole Amenagement.
Está desarrollando un barrio ecológico en la capital francesa con tiendas y 600 viviendas, que utilizará la recogida de orina para fertilizar los espacios verdes de la ciudad.
Ve un gran potencial en los grandes edificios, como las oficinas, y en las casas no conectadas a la red de saneamiento.
Incluso en restaurantes. También en París está el restaurante 211, equipado con inodoros sin agua que recogen la orina.
Hemos tenido una respuesta bastante positiva.
La gente está un poco sorprendida, pero no ve mucha diferencia respecto a un sistema tradicional.
Fabien Gandossi, propietario.
Pero, ¿está la gente preparada para pasar al siguiente nivel y comer alimentos fertilizados con orina?
Un estudio sobre el tema puso de manifiesto las diferencias entre países. La tasa de aceptación es muy alta en China, Francia y Uganda, por ejemplo, pero baja en Portugal y Jordania.
Los precios de los fertilizantes sintéticos están actualmente en alza debido a la escasez provocada por la invasión rusa de Ucrania, que también ha impulsado a los países a plantearse reforzar su seguridad alimentaria.
Eso podría ser una oportunidad para ayudar a hacer más visible este tema.
Marine Legrand, antropóloga que trabaja con Esculier en la red OCAPI, dijo que todavía hay «obstáculos que superar».
Pero cree que la escasez de agua y la mayor concienciación sobre los efectos de la contaminación ayudarán a cambiar las mentalidades.
Empezamos a entender lo valiosa que es el agua.
PEDRO YGNACIO FERREIRA CANO dice
HOLAAAA… SALUUUUDOOS DESDE BUENOS AIRES….MUUY IMPORTANTES LA INFO….ME GUSTARIAA QUE PUBLIQUEN OOTRA INFO DE CÓMO UTILIZAR EN LAS PLANTAS….QUE TIEMPO YY CANTIDADES …. GRAACIIAAS
Diego dice
Interesante
MANUEL ESCO dice
muy buena la idea pienso que se necesitan gente emprendedora con visión de cuidar el planeta