El ser humano desde sus inicios ha estado en constantes cambios. Primero aprendió a sembrar y cosechar vegetales y frutas, para de esa manera obtener los principales alimentos. Posteriormente aparecieron las proteínas animales, las cuales con la aparición del fuego se convirtieron en parte de la dieta diaria de muchos.
Llegado el siglo XI, se presenta un giro en cuanto al estilo de vida, el ser humano busca conectarse con ese yo interior, trabaja para aumentar las energías y se desintoxica. En estos cambios, la alimentación presenta sus nuevos escenarios, existen carnívoros, donde la proteína animal no puede faltar. Están los vegetarianos con su alimentación basada en vegetales y frutas además de los veganos, quienes son exclusivos con la alimentación libre de cualquier elemento derivado de la proteína animal.
Sin embargo, hoy se puede hablar de un nuevo grupo, los flexitarianos, o aquellos que a pesar de poseer una dieta centrada en vegetales, son capaces de ingerir alimentos derivados de los animales de manera puntual.
«Solemos ser los tramposos de la cadena alimenticia, pues exhibimos una conducta completamente vegetariana, en si no consumimos mucha carne. Pero llegado el punto de recibir una invitación para degustar un buen filete, una barbacoa (parrilla o asado) o una hamburguesa, no podemos negarnos» destacó una practicante de dicha tendencia.
Si se evalúa por extremo, donde en la escala más alta se ubican los carnívoros y en la más baja las personas con dietas de sólo vegetales. Podría decirse que los flexitarianos se encuentran ubicados en un escalón un poco más abajo de la mitad.
«Es una tendencia alimenticia que llama mucho la atención, puesto que es lo opuesto a aquellas personas que centran sus platos en la proteína animal, sea carne pollo o pescado. Se sabe que con excesos hay un deterioro a Salud, pues con esta práctica (flextarianismo) la salud está primero, partiendo de una buena dieta» destacó un joven.
De igual manera, los flexitarianos están en plena sintonía con el ambiente y se centran en la sostenibilidad como su principal argumento, dicho de otra manera el producir carne, pollo o pescado tiene un coste ecológico más elevado que sembrar vegetales. Solo que gracias a dicha armonía se puede degustar de un buen jamón sin crear remordimientos.
¿Soy flexitariano?
Siempre han existido los flexitariano, sin embargo, es desde 1992 cuando se aplica el término y se establecen ciertas condiciones para diferenciarlos de aquellos que llevan diariamente una alimentación balanceada.
En primer lugar, los flexitarianos miden sus porciones de proteína animal, es decir la misma está plenamente limitada. Por ejemplo si decide degustar de una hamburguesa esta debería tener entre 60 y 80 gramos de carne o pollo. Cuando lo normal para un comensal variado esa porción estaría por encima de los 150 gramos.
Otro punto de vista importante a la hora de definirse flexitariano es el hecho de que los alimentos no tienen prohibiciones, por el contrario es el criterio de cada quien, lo que define que va a comer, siempre y cuando ese alimento no represente un sufrimiento para los animales o provenga de la cacería por ejemplo.
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