El informe de Human Right Watch documenta cómo los incendios y la tala ilegal están vinculados a redes criminales que atacan y amenazan a los defensores de los bosques.
Detrás de la deforestación amazónica también está la mano de redes criminales que usan la violencia y la intimidación contra los defensores de los bosques, los funcionarios gubernamentales y los pueblos indígenas, con casi total impunidad.
Denunciado por Human Right Watch en su nuevo informe «Las mafias de la selva: cómo la violencia y la impunidad alimentan la deforestación en la Amazonia brasileña«.
El documento destaca la incapacidad de Brasil para hacer frente a esta amenaza y el progresivo empeoramiento de la situación bajo el Gobierno de Bolsonaro.
Hoy en día, las redes criminales diseminadas por todo el territorio tienen la capacidad logística para coordinar la tala, el procesamiento y la venta de madera a gran escala, utilizando grandes grupos de hombres armados para amenazar y, en algunos casos, matar a quienes intentan oponerse a ella. El informe documenta 28 asesinatos en los que las pruebas vinculan a los autores con la deforestación amazónica.
Los responsables han estado involucrados en la tala ilegal y han visto a sus víctimas como un obstáculo.
Entre las víctimas se encontraban indígenas, residentes locales y agentes ambientales, y sólo en dos casos fueron juzgados los autores. Pero si el horizonte se amplía, hay hasta 300 personas muertas en los últimos diez años en conflictos por el uso de la tierra y los recursos en la Amazonia, según datos recopilados por la Comisión Pastoral de la Tierra.
Las investigaciones sobre la intimidación no son mejores: en algunos lugares ni siquiera se registran y en al menos 19 de los 28 asesinatos documentados, las amenazas de muerte precedieron a los ataques.
Si las autoridades hubieran investigado los asesinatos podrían haberse evitado.
Los autores entrevistaron a docenas de funcionarios del gobierno en Brasilia y en toda la región amazónica, incluyendo a muchos que dieron cuenta de cómo las políticas de Bolsonaro están socavando los esfuerzos de aplicación de la ley.
Durante su primer año en el cargo, el presidente brasileño ha reducido la aplicación de las leyes ambientales, debilitado a las agencias ambientales federales y criticado duramente a las organizaciones e individuos que trabajan para proteger la selva tropical.
Más información: www.hrw.org
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