Actualizado: 05/07/2024
Regent ha publicado un vídeo de su extraordinario prototipo de Seaglider en pruebas de vuelo. Se trata del primer vehículo que combina las ventajas de eficiencia del efecto suelo y del hidrodeslizador en un único diseño, y promete una velocidad y una autonomía revolucionarias en las zonas costeras.
Las aeronaves con efecto de ala en tierra (WIG) aún no han despegado como forma de transporte habitual.
Estos pájaros que vuelan a baja altura se apoyan en un colchón de aire entre sus alas y la superficie, lo que les proporciona una elevación y una eficiencia significativas con respecto a los aviones normales que vuelan a mayor altura, siempre y cuando se mantengan dentro de su propia envergadura de la superficie que hay debajo. Esta extrema restricción de altitud significa que, aunque los aviones de efecto suelo podrían volar sobre la tierra, es demasiado peligroso para las operaciones regulares, y suelen permanecer sobre el agua.
Los números no han sido lo suficientemente atractivos hasta la fecha, pero la era de la electrificación aporta una serie de nuevos incentivos. Las embarcaciones eléctricas están luchando por demostrar su valí, pero las baterías simplemente no sirven para travesías muy largas. Regent se fijó en esto y vio una situación en la que la eficiencia del antiguo vehículo de efecto suelo podría darle una auténtica ventaja comercial, si se combinaba con otra tecnología más reciente.
Hidroplano Regent Seaglider
El Seaglider de Regent está diseñado para rodar lentamente como un barco, con su casco/fuselaje en forma de V en el agua.
Cuando acelera para despegar, se eleva fuera del agua sobre un conjunto de hidroalas. Esto saca la cabina de las olas, haciendo que se deslice suavemente por encima de la superficie para un viaje cómodo.
También se reduce enormemente la resistencia y, por tanto, la energía necesaria para atravesar el agua, por lo que se consume mucha menos energía para alcanzar la velocidad de despegue en vuelo con alas. Los hidroplanos se pliegan una vez que la aeronave está fuera del agua, y descienden de nuevo para el aterrizaje.
El resultado, según Regent, es bastante notable: un transporte costero eléctrico de 14 plazas, rápido, silencioso y cómodo, capaz de cubrir distancias de hasta 300 km a velocidades de hasta 300 km/h con cero emisiones, utilizando las baterías disponibles en el mercado.
Debería ser barato: la mitad del coste de explotación de un avión, y rápido como un rayo, a unas seis veces la velocidad de un barco comparable.
Además, el concepto es escalable: Regent está pensando en versiones de al menos 150 pasajeros.
El mercado parece estar respondiendo; Regent dice que ha recibido pedidos previos por un valor extraordinario de 7.000 millones de dólares, incluyendo un buen número de depósitos en aviones de varios tamaños.
Ahora, la empresa ha mostrado el primer vídeo de su prototipo, un Seaglider a un cuarto de escala con una envergadura de unos 5,5 m.
Regent ya ha recaudado los 18 millones de dólares para dar el siguiente paso: construir un prototipo a escala real con una envergadura de 19,8 m para realizar pruebas tripuladas, que espera comenzar en 2024. Para 2025 se espera que el Seaglider esté fabricado en serie y que pueda transportar pasajeros de pago.
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