Actualizado: 03/09/2024
El ganado es una de las principales fuentes de emisión de gases de efecto invernadero, principalmente debido a sus eructos cargados de metano. Un nuevo y detallado estudio ha encontrado más pruebas de que alimentar a las vacas con un pequeño suplemento de algas puede reducir en gran medida sus emisiones de metano, sin afectar a su salud ni al sabor de la carne.
Puede que el metano no sea un gas de efecto invernadero tan abundante como el dióxido de carbono, pero lo compensa con su potencia: en un periodo de 20 años atrapa 84 veces más calor que el CO2.
La agricultura es el mayor contribuyente de este gas, ya que el ganado emite el 37% de todo el metano producido por el hombre.
Por ello, cada vez se pide más que se reduzca la cantidad de carne roja que se consume. Y aunque en general es una buena idea, cambiar nuestra dieta podría no ser la única solución: cambiar la suya también puede ayudar en la transición.
En los últimos años, los investigadores del CSIRO y de la Universidad de California Davis (UCD) han demostrado que introducir un poco de algas en la alimentación habitual del ganado puede reducir drásticamente sus emisiones de metano.
Para el nuevo estudio, el equipo amplió los experimentos de dos semanas a cinco meses. Durante ese tiempo, suministraron a 21 reses distintas cantidades de Asparagopsis taxiformis, una especie de alga que crece en las aguas tropicales australianas. Esta planta parece actuar alterando las enzimas del intestino de los animales que producen metano.
Cuatro veces al día, los investigadores midieron los niveles de metano en el aliento de las vacas haciéndolas comer de un dispositivo especializado. El estudio descubrió que las vacas que comían dosis de algas de unos 80 g eructaban un 82% menos de metano que las vacas de control, sin dejar de ganar la misma cantidad de peso.
Y lo que es más importante, la eficacia de la reducción de metano no disminuyó a lo largo de los cinco meses que duró el experimento. Y las pruebas de sabor demostraron que no había cambios en la carne o la leche de los animales alimentados con la nueva dieta.
Ahora tenemos pruebas sólidas de que las algas marinas en la dieta del ganado son eficaces para reducir los gases de efecto invernadero y que la eficacia no disminuye con el tiempo.
Ermias Kebreab, autor del estudio.
Sin embargo, todavía hay que superar algunos obstáculos logísticos. El equipo afirma que es difícil cultivar esta alga en particular a gran escala, y no está claro cómo se pueden administrar exactamente los suplementos a las vacas que pastan en libertad. Pero los investigadores afirman que estas cuestiones serán objeto de futuros trabajos.
Más información: journals.plos.org
Vía www.ucdavis.edu
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