El coste de producción de la energía solar ha disminuido drásticamente en las últimas décadas, haciéndolas competitivas con – y a veces incluso venciendo- la energía procedente de los combustibles fósiles.
Se espera que esta tendencia se acelere a medida que las mejoras en la eficiencia y las nuevas tecnologías están en el mercado. Gracias a las células solares impresas producidas de forma muy barata, 1.300 millones de personas actualmente sin electricidad podrían acceder a ella.