Actualizado: 05/07/2024
Una adaptación del método de cocina solar de Mouchot (Siglo XIX), bautizada como “olla solar”. Un sistema “híbrido” relativamente simple y eficiente, que está entre un horno solar y una cocina solar, ya que combina la concentración solar con el efecto invernadero.
Esta técnica de cocina solar cuenta con muchas versiones domesticas muy sencillas y también con otras comerciales.
Cada una tiene modificaciones en sus elementos constituyentes, ya sea tanto en las ollas-absorvedores (el elemento que capta la radiación solar y lo convierte en calor), como del elemento que provoca el efecto invernadero, así como en los reflectores (las que reflejan la radiación solar hacia la olla absorvedor).
Esta es una combinación buscando la simplicidad, que los elementos que lo componen no sean tóxicos y que sea muy barato y sencillo.
Para el absorvedor-olla y efecto invernadero está basado en un modelo hecho con botes de vidrio que compartió del cocinero solar Bernhard Müller en un grupo de facebook, a la cual se le ha realizado un par de modificaciones para hacerla más sencilla de construir y un poquito más eficiente.
El modelo en cuestión esta compuesto de dos frascos de vidrio de los habituales para conserva de diferentes tamaños. Uno va dentro del otro y están atornillados o remachados las tapas de ambos, de manera que cuando se cierran quedan de forma concéntrica uno de dentro de otro, dejando una capa de aire entre ambos (excepto en la tapa donde obviamente se tocan). El frasco interior debe ir de negro por su exterior, para que transforme la radiación solar en calor.
Las variaciones buscan simplificar el modelo en lo relativo a su construcción y en hacerlo más eficiente.
Así en vez de utilizar pintura para barbacoas como propone Bernhard, que se hace relativamente difícil de conseguir, cara y que, aunque en teoría resiste altas temperaturas y es apta para la cocina, no deja de ser un producto químico que esta cerca de la comida, lo que a muchas personas no les gusta, se buscó alternativas.
La idea consiste en pintar un folio de papel con tinta de calamar (color negro) y con un trozo de celo pegarlo rodeando por fuera el frasco interior, así de simple.
Así se consigue el elemento negro que transformara la luz en calor. Esta lamina se podría quitar y poner fácilmente simplemente deslizándola, por lo que solo se pondría en el momento de cocinar, evitándose que se moje y estropee. Además, en caso de estropearse por accidente, hacer uno nuevo es muy sencillo.
La otra mejora era en relación con la tapa. Al estar las dos chapas metálicas de las tapas en contacto directo, eran un puente térmico importante que le restaba efectividad. Para evitar esto, se recortó tres círculos de cartón del tamaño de la tapa pequeña y se pusieron entre las dos tapas. De esta forma el cartón hace de aislante. Para fijar las dos tapas tuve que utilizar dos tornillos más largos. Es importante hacer un agujerito extra que atraviese las dos tapas para evitar que se genere presión en el interior del frasco (abrirlo con presión puede ser peligroso y quemarnos).
En cuanto a los reflectores, la idea es ir escalando entre diferentes diseños. Primeramente utilizar los más simples posibles, para ver cómo funcionan, para luego ir escalando en complicación y haciéndolos cada vez más sofisticados y a priori eficientes. De momento el modelo es el más sencillo y ultra fácil de construir. Consiste simplemente en una caja de cartón abierta por la mitad en diagonal y forrada en su interior con papel de aluminio. En el centro se pone el recipiente-absorvedor.
En la primera prueba de esta olla solar, la receta elegida fueron unas patatas a lo pobre (patata/papa, pimiento, ajo, aceite de oliva y sal). Alimentos no muy exigentes de cocción como es el pimiento, junto con otros que los son mas como la patata/papa. De esa forma se puede evaluar el nivel de cocción en cada momento. También es muy fácil de arreglar en cocinas convencionales en caso de fracaso.
Las patatas a lo pobre se pusieron a cocinar a las 11.24 am. A las 13.28 pm se revisó y se pudo comprobar que estaba todo más que listo, encontrándose incluso las patatas muy blandas, señal de que llevaban ya un buen tiempo listas.
La primera prueba de la olla solar fue muy satisfactoria. En menos de 2 horas un plato de patatas a lo pobre se ha cocinado perfectamente con el sol de diciembre con este sistema ultra sencillo. ¡Este sistema promete!
Pedro gort dice
Genial, ahora mismo me pongo a buscar los materiales para poner la idea en práctica.
Manuel Salvafor Urrea dice
Muy interesantes las cocinas solares hay que seguir investigando por ejemplo hacerlas con espejos
Anónimo dice
Muy interesante y útil este artículo..Los felicito por ese importante trabajo que hacen, además, en bien del planeta.. Saludos.