Todo el que produzca sus propias frutas y verduras se enfrentará a este problema: ¿qué hacer cuando la producción de temporada excede el consumo? Una posibilidad para conservar el producto y utilizarlo a lo largo del año es deshidratarlo, opción que permite que los nutrientes se mantengan. Una alternativa para que puedas aplicar esta técnica sin tener que invertir en equipos del mercado ni aumentar el consumo eléctrico es fabricar un deshidratador que, además, funcione con energía captada del sol.
El concepto es más sencillo de lo que parece: lograr que el aire caliente fluya sobre alimentos troceados en capas finas. Cuanto más caliente sea el aire, más eficaz será el sistema para eliminar la humedad de la fruta o la verdura. Ahora, ojo, porque un exceso de aire puede acabar llevándote justo donde no quieres; a que la temperatura baje y el sistema no sea operativo. Por ello, si sigues estos pasos lograrás exactamente lo que necesitas para deshidratar sus alimentos de forma rápida y eficaz.
Materiales y herramientas para construir un deshidratador solar.
Para ponerte en marcha, asegúrate de que, entre tus herramientas, no falta un soldador, una sierra para metal y para madera, unas tijeras, un metro, una escuadra para enmarcar, un taladro y un cúter o cortador profesional.
Una vez tengas todo eso, los materiales que necesitarás son los siguientes:
- Unos 12 metros de tubo cuadrado.
- Una lámina metálica de unos cinco metros de largo y algo menos de un metro de ancho.
- Un panel de invernadero de policarbonato de 0’6 x 2’4 metros.
- Un par de bisagras.
- Un cierre.
- Silicona.
- 11 tablones de madera de 2’4 metros de largo.
- Una pantalla para asegurar los alimentos de alrededor de 5 metros de largo por 0’6 de ancho.
- Dos moldes de madera finos.
- Tornillos para madera y tornillos de rosca para metal.
Instrucciones.
Primer paso: Construir el marco.
El tamaño del marco será el que tú decidas, aunque en este ejemplo se ha optado por uno de algo más de un metro de largo (1’2) y algo menos de medio metro de ancho (0’48).
Siguiendo estas medidas, para la estructura horizontal corta tres piezas de tubo cuadrado de 1’1 metros y dos más, en este caso algo más largas, de 1’2. Por su parte, para la vertical, extrae del tubo otros cuatro trozos, dos de 0’8 metros y otros dos de alrededor de medio metro.
En este punto, empezará el ensamblaje. Para ello, coloca las dos piezas de 0’8 en una superficie nivelada. Marca cada una de ellas, primero a 7’5 centímetros de la parte inferior y, luego, a unos 25 de la parte superior. Ahora, entre sendas barras y justo en la primera marca (la de 7’5 centímetros) coloca una de las que tenías de 1’2 metros y suéldalas. Repite la operación, ahora en la marca del extremo superior. Con esto ya tendrás la estructura frontal.
Acto seguido, tendrás que soldar las dos barras de medio metro entre las dos restantes (las de 1’1 metros) para formar un rectángulo; con las piezas cortas en el lateral, y las largas en perpendicular. Con este paso darás forma a la parte trasera.
Ahora toca trabajar en los laterales. Coloca el panel trasero en vertical y corta otros dos trozos de tubo de aproximadamente medio metro para empalmar uno de ellos a cada lado de la estructura trasera. Posiciona también en vertical la parte delantera y fija con una abrazadera sendos paneles para que se mantengan en esa posición. Acto seguido, cuadra las piezas inferiores del lateral y asegura que quedan sujetas.
Todavía necesitarás otros dos trozos de barra que conectarán los paneles por la parte superior. Como la parte frontal es más alta, en este caso las barras irán en ángulo. Asegúrate de que las piezas tengan exactamente el tamaño necesario para que encajen, y de que sean iguales. Si es así, sujétalas a ambos paneles y, una vez esté todo cuadrado, suelda las partes.
Para finalizar la estructura, solo quedará la parte inferior. Túmbala con la parte frontal sobre el suelo e inserta la pieza de 1’1 metros que te quedaba en la parte inferior, a unos 10 centímetros del panel frontal.
Segundo paso: Fabrica la puerta.
Vuelve a coger el tubo cuadrado y corta dos trozos de aproximadamente 1’2 metros y otros dos de medio metro. Comprueba que el tamaño es el adecuado contrastándolo con tu panel frontal y, si es así, suelda la estructura. La idea es que la puerta encaje perfectamente y se superponga con el marco frontal. A continuación, corta un trozo de lámina metálica de 1’2×2’5 para fijarlo a la estructura que acabas de crear para tu puerta y que, así, quede tapada.
Tercer paso: Crea la cubierta.
Antes de comenzar a forrar, lo ideal es fijar los soportes sobre los que luego se apoyarán las bandejas. Para ello, corta una decena de trozos de madera de medio metro de largo. En la parte trasera, realiza las marcas a la misma distancia para colocar cinco soportes. Una vez las tengas, fija las piezas en los laterales.
Para la absorción de calor, corta un trozo de lámina metálica de 1’2 metros por alrededor de medio metro y colócala en la parte superior de la tabla más baja de los laterales y del tubo inferior de la puerta. Una vez esté ajustada, atornilla la pieza.
En este punto, es momento de empezar con la cubierta. Para ello, corta por la mitad el panel de policarbonato y fíjalo en el marco, una parte en la franja superior, y otra en la trasera. Fija el panel a la estructura con los tornillos de rosca. Para ello, tendrás que taladrar varios agujeros alrededor del perímetro.
Tanto para cubrir los laterales como el fondo, corta trozos de lámina metálica que ajusten en tamaño. No te olvides de dejar libre un espacio de 10 centímetros del lado inferior de la puerta, para que sirva como respiradero. Con otros dos trozos de lámina deberás cubrir la parte inferior y la superior de la puerta, dejando espacios para la ventilación. Finalmente, con otras dos partes de lámina evitarás que por las entradas y salidas de ventilación se cuelen insectos.
En este punto, corta cuatro tiras de molde, una de 1’2 y la otra de 1’1 metro. Grapa la de 1’2 a la pantalla y, empleando pequeños tornillos, únela al panel de policarbonato por su extremo inferior. La idea es que la pantalla quede colgando por la parte central. Procura que quede sujeta por los laterales, también mediante tornillos.
Procede ahora a colocar la otra pieza, la de 1’1, en este caso entre la parte alta del panel frontal y hacia el centro de la lámina de metal, en su parte superior. Atorníllala y grapa los espacios sueltos de la lámina.
Acto seguido, une la pantalla inferior a las barras laterales con varios tornillos, para que la pantalla se mantenga. Además, fija con tornillos las piezas de metal en la parte inferior y alrededor de la apertura de la puerta. Finalmente, aplica silicona en los bordes del panel y de la lámina.
El último paso antes de finalizar la cobertura será pintar su interior de negro y, muy en especial, los lados y el colector de calor.
Cuarto paso: Habilita las bandejas para el alimento.
Para tener a punto tu deshidratador solar queda un paso importante: crear las bandejas en las que colocarás el alimento. Para ello, corta ocho trozos de madera de alrededor de 1’1 metros, y 12 más, ahora de algo más de medio metro. Pega y atornilla los pedazos de manera de forma que crees rectángulos que, además, deben tener un apoyo en la parte central.
Ahora obtén cuatro trozos de pantalla de 1’3×0’7 metros. Dobla los bordes y grápalos a las piezas rectangulares de madera, a ser posible de forma que quede bien estirada.
Finalmente, incorpora dos tornillos en la parte inferior de cada bandeja, uno a cada lado. Es importante que estén a unos 2’5 centímetros del final de la bandeja y, también, que no los atornilles a tope, sino que dejes que sobresalga algo más de un centímetro. Con esto, deslizar la bandeja será mucho más fácil.
Quinto paso: Todo a punto para deshidratar tus alimentos.
Antes de terminar, no te olvides de ajustar la puerta con bisagras y un pestillo. Con esto, ya tendrás listo tu equipo casero de deshidratación mediante energía solar. Antes de ponerte manos a la obra, sitúalo bajo el sol y deja que pasen varios días para que se libere de los restos de pintura y silicona.
Con eso, ya sí que estará todo listo para probar tu equipo. Si quieres controlar la temperatura, puedes colocar un termómetro en su interior. Para orientarte, lo ideal es que se mantenga a unos 54 grados Celsius para que las frutas y verduras se deshidraten de forma rápida y eficaz.
Proyecto original en Instructables.
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