
Un sitio de prueba de 100 hectáreas en la región de Zhytomyr ha demostrado que cultivos como patatas, granos, maíz y girasoles pueden crecer sin riesgos significativos. Legumbres como frijoles, guisantes y lentejas deberían evitarse, ya que absorben más radionucleidos del suelo.
- Nuevo protocolo permite uso seguro de tierras afectadas por Chernóbil.
- Pruebas en campo de 100 hectáreas en Zhytomyr.
- Cosechas como patata, maíz y cereales pueden cultivarse sin riesgo.
- Dosis de radiación para trabajadores muy por debajo del umbral legal.
- Posibilidad de recuperar hasta 20.000 hectáreas.
- Aplicable a otras zonas con contaminación radiactiva.
- Clave para seguridad alimentaria y desarrollo rural.
Recuperar tierras agrícolas afectadas por Chernóbil: Un nuevo protocolo da esperanza
Un estudio reciente ofrece nuevas perspectivas para la recuperación agrícola de las tierras contaminadas por el desastre de Chernóbil en el norte de Ucrania. Liderado por la Universidad de Portsmouth y el Instituto Ucraniano de Radiología Agrícola, este trabajo presenta un protocolo riguroso y accesible que permitiría volver a cultivar de forma segura miles de hectáreas abandonadas desde 1986.
Zonas aún restringidas, pero con gran potencial
Tras el accidente nuclear, unas 4.200 km² fueron declaradas como la «Zona de Exclusión de Chernóbil», permaneciendo inhabitadas y convertidas en una de las reservas naturales más extensas de Europa. A su vez, otros 2.000 km², conocidos como la «Zona de Reasentamiento Obligatorio», siguen habitados pero no cuentan con uso agrícola oficial.

A pesar de esto, algunos agricultores han iniciado producción no oficial, y ahora, gracias a esta investigación, se confirma que gran parte de estas tierras puede ser utilizada de manera segura.
Protocolo probado: simple, efectivo y seguro
El equipo de científicos trabajó con un campo de prueba de 100 hectáreas en la región de Zhytomyr, donde analizaron muestras de suelo y midieron radiación gamma externa. A partir de estos datos, desarrollaron un protocolo que permite evaluar la contaminación y predecir la absorción de radionúclidos por cultivos comunes como papas, cereales, girasoles y maíz.
Resultados clave del estudio:
- Dosis efectiva de radiación para trabajadores agrícolas por debajo del umbral legal ucraniano.
- En muchos casos, niveles inferiores a la radiación de fondo natural que se encuentra en otras regiones del mundo.
- Cultivos seguros para consumo si se siguen normas de seguridad alimentaria ucranianas.
Una oportunidad para el desarrollo rural
El estudio indica que Ucrania podría recuperar hasta 20.000 hectáreas de tierra agrícola mediante este protocolo, ofreciendo una oportunidad concreta para mejorar la seguridad alimentaria y revitalizar comunidades rurales que han vivido durante décadas bajo estigma e incertidumbre.

Según el profesor Jim Smith, autor principal del estudio, se trata de superar el miedo con ciencia comprobada: “No se trata solo de Chernóbil, sino de usar evidencia para proteger a las personas y evitar que la tierra útil quede en desuso”.
Este protocolo representa mucho más que una solución local.
- Recuperación de suelos contaminados sin necesidad de procesos industriales invasivos.
- Fomenta el uso responsable de recursos naturales previamente descartados.
- Aplica a otras regiones afectadas por contaminación radiactiva, como Fukushima o sitios militares abandonados.
- Permite producir alimentos de forma segura, reduciendo la presión sobre tierras agrícolas activas
- Contribuye a la descentralización de la producción alimentaria, reforzando la resiliencia de las comunidades.
- Genera empleo rural sostenible sin comprometer la salud ni el medio ambiente.
Este enfoque une ciencia, sostenibilidad y desarrollo social en una fórmula replicable que puede redefinir el futuro de muchas zonas rurales afectadas por desastres nucleares.
Vía www.port.ac.uk
Más información: J.T. Smith et al, A protocol for the radiological assessment for agricultural use of land in Ukraine abandoned after the Chornobyl accident, Journal of Environmental Radioactivity (2025). DOI: 10.1016/j.jenvrad.2025.107698
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