Un nuevo informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente estima que más del 10% de todos los casos de cáncer en Europa están probablemente causados por la exposición ambiental y laboral a la contaminación.
El informe indica que la mayoría de estos casos podrían evitarse mejorando la protección del medio ambiente.
Las nuevas conclusiones reúnen datos de una serie de estudios publicados anteriormente. En principio, se calcula que el 40% de todos los casos de cáncer en Europa están relacionados con factores de riesgo modificables, la mayoría de los cuales están relacionados con el estilo de vida: el tabaco, la dieta, el alcohol, etc. Sin embargo, alrededor de una cuarta parte de estos casos, que suponen el 10% del total de casos de cáncer en Europa, pueden atribuirse a los contaminantes ambientales.
El informe desglosa estos contaminantes en cinco categorías: contaminación atmosférica, radón y radiación ultravioleta, humo ajeno, amianto y productos químicos.
La contaminación del aire, tanto en interiores como en exteriores, está relacionada con el 2% de todas las muertes por cáncer en Europa. En particular, se calcula que la contaminación atmosférica es responsable del 7% de todos los cánceres de pulmón. En este contexto, la contaminación atmosférica abarca las partículas finas (PM 2,5) y la exposición a contaminantes como el dióxido de nitrógeno (NO2) y el dióxido de azufre (SO2).
Se cree que la radiación ultravioleta, principal causante de los cánceres de piel, es responsable de casi el 4% de todos los casos de cáncer en Europa. La radiación del radón, en cambio, es un poco más rara y proviene de fuentes naturales de granito en el suelo. La minería provoca una elevada exposición profesional a la radiación del radón, mientras que algunas viviendas de planta baja y de piso pueden exponer a las personas a niveles superiores a la media.
El humo y el amianto son fuentes bien conocidas de carcinógenos, y ambas han sido objeto de mucha regulación en los últimos años. El nuevo informe sugiere que, debido al largo periodo de tiempo que transcurre desde la exposición hasta el diagnóstico de cáncer, siguen apareciendo nuevos casos relacionados con exposiciones históricas, pero es de esperar que estas tasas se reduzcan en los próximos años.
La exposición a carcinógenos químicos es quizá la categoría menos clara que se analiza en el nuevo informe. Se sugiere que la exposición laboral a sustancias químicas es un gran problema en Europa, pero es increíblemente difícil de cuantificar. Algunas de las sustancias químicas enumeradas en el informe van desde la acrilamida, las benzofenonas, los retardantes de llama, las sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS) y los pesticidas, hasta el benceno, el formaldehído y el polvo de sílice.
Aunque tenemos estimaciones para algunas sustancias, no estamos seguros de la contribución global de los carcinógenos químicos a la carga de cáncer en los europeos. Muchas sustancias químicas presentes en el mercado y en el medio ambiente no han sido sometidas a pruebas exhaustivas de carcinogenicidad, y siguen existiendo importantes lagunas de conocimiento sobre los posibles efectos cancerígenos de los bajos niveles de exposición a combinaciones de sustancias químicas a lo largo de nuestra vida.
El informe describe una serie de intervenciones que pueden llevarse a cabo para intentar reducir la exposición a estos contaminantes cancerígenos. La mayoría de estas intervenciones se dirigen a los responsables políticos, ya que el informe deja claro que es difícil que los individuos eviten estas exposiciones si los gobiernos no las frenan a nivel normativo.
Los riesgos ambientales y laborales del cáncer son intrínsecamente prevenibles, y su reducción es fundamental para disminuir la carga del cáncer en Europa. Además, las personas tienen un margen limitado para protegerse de la mayoría de los determinantes ambientales y laborales del cáncer, lo que hace que la intervención normativa y la aplicación de políticas sean especialmente necesarias y pertinentes.
La política y la normativa deben estar respaldadas por recursos suficientes asignados a la prevención de la exposición (incluida la ocupacional) y a la reducción de la contaminación.
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