Menos de la décima parte de los países firmantes del Acuerdo de París han establecido planes para cumplir sus compromisos. Nuestros políticos se ríen del planeta.
Sólo 16 de los 197 países que firmaron el Acuerdo de París han definido planes de acción nacionales sobre el clima lo suficientemente ambiciosos como para cumplir los compromisos contraídos en la COP21.
La conferencia de la ONU sobre el clima en Katowice (COP24) se acerca y es hora de examinar que se está, o mejor dicho, que no se está haciendo para luchar contra el cambio climático.
Las cifras son escandalosamente malas, ya que según un estudio realizado por el Instituto de Investigación sobre el Cambio Climático y el Medio Ambiente de Grantham y el Centro de Economía y Política del Cambio Climático del ESRC, ambos de la London School of Economics and Political Science y del Instituto de Recursos Mundiales, menos de la décima parte de los firmantes del acuerdo de París han establecido planes internos de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero en consonancia con lo comprometido.
Los 16 países que si cumplen con sus compromisos son Argelia, Canadá, Costa Rica, Etiopía, Guatemala, Indonesia, Japón, Macedonia, Malasia, Montenegro, Noruega, Papúa Nueva Guinea, Perú, Samoa, Singapur y Tonga.
Por otra parte, son demasiados los que no han traducido sus compromisos en leyes y políticas nacionales, que a su vez definan objetivos internos concretos y cuantificables.
Esta situación plantea serias dudas sobre la probabilidad de alcanzar los objetivos climáticos establecidos en el Acuerdo de París. El estudio Alineando las metas climáticas nacionales e internacionales encontró que 157 (responsables de alrededor del 95% de las emisiones globales anuales en 2014) presentaron planes a nivel nacional, incluyendo metas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de sus economías en conjunto; sin embargo, sólo 58 las tradujeron en leyes y políticas nacionales y sólo 16 fueron tan ambiciosas como para cumplir sus compromisos y en casos mejorándolos.
Nuestro análisis -dice el informe- revela que los países tardan en traducir sus compromisos nacionales en leyes y políticas nacionales. Dado que ya existe una brecha entre los objetivos del Acuerdo de París y los objetivos nacionales de cada país, los países deberían mejorar el rigor y la transparencia de sus objetivos actuales, tal como se expresan en sus leyes y políticas nacionales. Este es un paso importante hacia una mayor transparencia en la credibilidad de los países para lograr sus objetivos.
Si la situación no cambia, advierten los analistas, sigue existiendo una brecha significativa entre las emisiones globales proyectadas para 2030 y las emisiones compatibles con las metas de París y, por lo tanto, entre limitar el calentamiento global a menos de 2°C, proseguir los esfuerzos para limitarlo a 1,5°C, y el calentamiento global real, que estaría entre 2,7 y 3,7°C según los planes nacionales actuales.
Publicado cinco semanas antes de la próxima conferencia de las Naciones Unidas sobre el clima, el informe recuerda lo que sucederá en la COP 24: el seguimiento de los progresos internacionales en el cumplimiento de los compromisos. Los negociadores tendrán que definir un conjunto de normas vinculantes a nivel mundial, conocidas como el «Reglamento de París», que permitan a los países comparar, medir y controlar los objetivos climáticos de los demás y avanzar en la dirección correcta.
Hay que recordar que el cambio climático nos afectará a todos globalmente, pero en el corto-medio plazo, algunos países lo sufrirán con más intensidad, este mapa que revela los países que tienen más posibilidades de sobrevivir al cambio climático.
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