Actualizado: 30/09/2022
El Puerto de Sevilla necesitaba una nueva Terminal de Cruceros flexible, polivalente, ampliable y fácilmente desmontable. Esto le permitiría adaptarse a la dificultad de previsión del volumen de pasajeros en el puerto y no limitaría las posibilidades del valioso espacio urbano-portuario del Muelle de las Delicias.
Se propuso resolver el proyecto mediante contenedores marítimos. Por otra parte, el lugar, junto al casco antiguo, exigía un objeto de calidad arquitectónica que promoviera la integración entre el puerto y su entorno urbano.
Las obras in situ sólo podían durar 15 días, el tiempo máximo entre el atraque de dos cruceros consecutivos. La construcción modular con contenedores marítimos reciclados permitiría trabajar en el taller, garantizaría la precisión en la obra y aseguraría el cumplimiento de los plazos de ejecución.
El diseño sostenible de la terminal aprovecha las posibilidades constructivas de los contenedores reutilizados, adaptándolos a un entorno y clima específicos. El calor del sol de Sevilla podría convertir la terminal en un horno. Las estrategias bioclimáticas son, por tanto, esenciales.
Se disponen contenedores «high cube» en paralelo, y sobre el espacio que queda entre ellos se colocan contenedores estándar, cuyo suelo se corta y se rebaja a la altura de los anteriores. Gracias a ello, se obtienen dobles alturas que alivian el espacio y permiten colocar el aire caliente en la parte superior por estratificación.
Las aberturas en función de los vientos dominantes de los contenedores superiores permiten una ventilación cruzada que elimina este calor acumulado en la parte superior. La pintura blanca exterior permite la reflexión de hasta el 90% de la radiación solar y su especial composición con microesferas cerámicas evita su excesivo calentamiento.
Para conseguir el gran vestíbulo abierto que se necesitaba a pesar de la limitación en anchura de los contenedores, este espacio se diseñó de forma transversal a ellos. Se abren los máximos huecos posibles en la placa lateral, pero sin comprometer su estabilidad estructural tanto en su fase final como durante su transporte, montaje y desmontaje.
Los contenedores superiores actúan como claraboyas. Las luces y sombras generadas, así como los montantes metálicos estructurales, permiten diferenciar internamente los distintos espacios yuxtapuestos de los contenedores, recordando, a menor escala, la sucesión de los barcos portuarios tradicionales. Como los contenedores superiores están separados entre sí y se proyectan en vuelo hacia el río, se reconocen claramente de forma individual y reciben al pasajero que llega en barco.
Los acabados no intentan ocultar los detalles industriales que permiten reconocer el contenedor, dotando al espacio de una personalidad inconfundible.
Según las placas de localización de cada uno de los 23 contenedores reutilizados, ha recorrido 1.150.000 km. Esto equivale a tres veces el viaje de la Tierra a la Luna o a 29 veces la vuelta al mundo.
Mientras la terminal no sea utilizada por el puerto, se alquila para usarla como sala de exposiciones, de eventos o incluso como espacio para conciertos.
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GUILLERMO A. MARROQUIN V. dice
Interesante la multiplicidad de usos que se puede dar tanto a los contenedores de 20pies como a los de 40pies. Maravillosa esta organización, y ni que decir de todas las que pueden organizarse con estos elementos. Como siempre, el limite será la imaginación del diseñador.