Muchas personas están buscando un sustituto para cocinar con aceite de girasol. El aceite de oliva es, con diferencia, la mejor opción: es muy versátil, tiene muchos beneficios para la salud y suele ser muy fácil de encontrar. Sin embargo, hay muchas otras alternativas, cada una con su propio sabor, aroma y usos. Aquí hemos elaborado una guía completa de sustitutos del aceite de girasol.
¿Qué es el aceite de girasol?
El aceite de girasol es un tipo de aceite vegetal que se usa sobre todo para cocinar, especialmente para freír, hornear y asar.
¿De qué está hecho?
El aceite de girasol se obtiene de las semillas prensadas de los girasoles. Suele presentarse en tres variedades: ecológico, prensado en frío y aceite de girasol de alto contenido en ácido oleico, lo que significa que se ha modificado para que sea más rico en ácido oleico. Esto aumenta el contenido de grasa monoinsaturada «buena» y lo hace más saludable para el corazón.
¿Es saludable el aceite de girasol?
En comparación con muchas otras alternativas del mercado, el aceite de girasol es muy denso en nutrientes y, por lo tanto, es bueno cuando se consume como parte de una dieta equilibrada.
El aceite de girasol no es malo en absoluto. Se puede cocinar con él y utilizarlo en las ensaladas, aunque es mejor consumirlo con moderación, ya que los aceites siguen siendo una grasa y, por tanto, tienen muchas calorías.
El aceite de girasol no contiene gluten. Además, tiene un alto contenido en vitamina E, que es un potente antioxidante que no sólo protege la salud de nuestras células, tejidos y órganos, sino que también interviene en el mantenimiento de nuestro sistema inmunitario.
Contiene fitoquímicos como la colina y el ácido fenólico y no contiene grasas trans.
Además, las investigaciones demuestran que el aceite de girasol puede reducir eficazmente nuestros niveles de colesterol «malo» LDL, factores que favorecen la salud del corazón.
Sustitutos del aceite de girasol.
Aceite de oliva.
El aceite de oliva suele contener el mayor porcentaje de grasas monoinsaturadas de todos los aceites de cocina.
Se presenta en dos variedades:
- Aceite de Oliva Virgen Extra, que procede de la primera prensada de las aceitunas y, por tanto, es más afrutado en aroma, más sabroso en sabor y más alto en antioxidantes.
- Aceite de Oliva Virgen, una versión más refinada derivada de la segunda prensa que es más ligera en el paladar. Ambas variedades tienen un punto de humo de 210 °C, lo que hace que el aceite de oliva funcione mejor para cocinar a baja temperatura, como el salteado.
Lo mejor para: mojar en el pan y utilizarlo en aderezos para ensaladas.
Aceite vegetal.
Tradicionalmente, el «aceite vegetal» era un término reservado para el aceite de soja, pero hoy en día se refiere principalmente a una mezcla de múltiples aceites.
Se compone de grasas poliinsaturadas (61%), monoinsaturadas (24%) y saturadas (15%), aunque contiene algo de omega 3.
El aceite vegetal tiene un sabor neutro y no tiene mucho aroma, pero su punto de humo de 220°C lo convierte en un aceite muy versátil para cocinar a altas temperaturas.
Lo mejor para: freír verduras y pescado.
Aceite de cacahuete.
El aceite de cacahuete tiene un sabor y un aroma dulce y a nuez.
Está repleto de vitamina E (una sola cucharada aporta el 11% de la ingesta diaria recomendada), aunque su porcentaje de grasas saturadas es mayor que el de otros aceites vegetales.
El aceite de cacahuete tiene un punto de humo de 227°C y no absorbe el sabor de los alimentos cocinados con él. Por ello, es perfecto para platos de inspiración asiática.
Lo mejor para: currys y salteados.
Aceite de canola.
Este aceite de sabor neutro procede de la planta de colza.
Tiene el nivel más bajo de grasas saturadas de todos los aceites de cocina (7%), y es una de las pocas buenas fuentes de grasas omega-3 de origen vegetal.
Es relativamente barato y puede usarse de diversas maneras, ya sea para hornear y asar o para aderezar ensaladas. Tiene un punto de humo de (204°C).
Lo mejor para: pasteles y barbacoas.
Aceite de nuez.
El aceite de nuez es rico en textura y sabor.
Se obtiene de nueces puras molidas, secadas y prensadas en frío, y está cargado de antioxidantes, omega-3 y grasas poliinsaturadas.
Puede volverse amargo cuando se calienta, por lo que es mejor reservarlo como aceite de acabado o en postres fríos.
Lo mejor para: rociar sobre el pescado o el helado.
Aceite de coco.
El aceite de coco se presenta en dos variedades: refinado y sin refinar (también conocido como aceite de coco virgen).
Ambos tipos tienen un sabor tópico suave, aunque el aceite de coco refinado se utiliza más comúnmente para saltear y hornear gracias a su punto de humo de 177°C.
Por otro lado, el aceite de coco sin refinar tiene un punto de humo de 200°C, por lo que es más adecuado para freír.
Con sólo 117 calorías por cucharada, el aceite de coco es una gran alternativa baja en calorías a muchos otros aceites que pueda tener a mano.
Es rico en antioxidantes y suele utilizarse como alternativa a la mantequilla para veganos y vegetarianos, ya que funciona perfectamente en postres fríos.
Lo mejor para: chocolate crudo y rebanadas.
Aceite de aguacate.
Como es de esperar, el aceite de aguacate se extrae del fruto del árbol del aguacate.
Tiene un sabor agradable y herbáceo que reduce su intensidad cuando se calienta.
Contiene altos niveles de carotenoides, luteína, vitamina E y fitoesteroles y es ideal para asar y asar a la parrilla, ya que tiene un alto punto de humo de 271°C.
Lo mejor para: verduras asadas y carnes a la parrilla.
Mantequilla.
La mantequilla es conocida por su delicioso sabor, su textura cremosa y por potenciar el sabor de cualquier ingrediente que se cocine en ella.
Es rica en vitaminas A, E y K y contiene muchas grasas saturadas saludables.
El inconveniente es que la mantequilla tiene muchas calorías y tiende a quemarse fácilmente cuando se calienta debido a su bajo punto de humo de 177°C.
Lo mejor para: galletas y pasteles.
Yolanda Correa dice
Les faltó la manteca de cerdo y la grasa de res. Y decir las atrocidades a los ecosistemas que causa el aceite de palma.
Gracias