Las ballenas mueven nutrientes desde zonas ricas en nutrientes en aguas frías hacia regiones tropicales y subtropicales, principalmente a través de su orina y otros desechos corporales.
- Ballenas transportan nutrientes a través de océanos mediante heces, orina, piel y cadáveres.
- Ciclo vital oceánico: llevan nutrientes desde aguas frías ricas a zonas tropicales pobres.
- Impacto en ecosistemas costeros: favorecen fitoplancton, peces e invertebrados.
- Pérdida de este ciclo por la caza comercial: flujo de nutrientes pudo haber sido 3 veces mayor antes.
- Migraciones masivas: ballenas viajan miles de kilómetros sin alimentarse, excretando nitrógeno.
- Papel clave en el equilibrio del planeta: comparables a ríos y aves marinas en transporte de nutrientes.
Las ballenas como distribuidoras de nutrientes oceánicos
Las ballenas no solo destacan por su tamaño, sino también por su papel fundamental en la dinámica de los ecosistemas marinos. Al defecar, transportan nutrientes desde aguas profundas hasta la superficie, beneficiando a organismos que forman la base de la red trófica marina.
Sin embargo, investigaciones recientes revelan que también distribuyen grandes cantidades de nutrientes a través de sus orina y otros desechos corporales, abarcando miles de kilómetros en sus migraciones.
Un sistema de transporte natural
Desde 2010, los científicos han demostrado que las ballenas, al alimentarse en las profundidades y liberar desechos en la superficie, proporcionan recursos clave para el crecimiento del fitoplancton y la productividad oceánica. Un estudio liderado por la Universidad de Vermont ha descubierto que las ballenas no solo transportan nutrientes verticalmente, sino también horizontalmente, a través de cuencas oceánicas enteras.
Estos nutrientes, principalmente nitrógeno y biomasa, se trasladan desde las ricas aguas frías polares hacia las zonas tropicales, donde las ballenas se reproducen y dan a luz. La orina, junto con la piel desprendida, excremento de crías, placentas y cadáveres, desempeña un rol esencial en este proceso.
Aportes esenciales a ecosistemas costeros
Las zonas tropicales y subtropicales donde las ballenas se aparean y crían a sus crías suelen caracterizarse por aguas claras y pobres en nutrientes, con ecosistemas como los arrecifes de coral, que dependen de aportes externos de materia orgánica.
Según el biólogo Joe Roman, el flujo de nitrógeno generado por las ballenas favorece la proliferación de fitoplancton y algas microscópicas, lo que a su vez alimenta a especies como tiburones, peces e invertebrados.
Una autopista de nutrientes en el océano
A escala global, las ballenas transportan alrededor de 4.000 toneladas de nitrógeno anualmente hacia zonas costeras tropicales y subtropicales, junto con más de 45.000 toneladas de biomasa.
Antes de la explotación comercial de ballenas, que redujo drásticamente sus poblaciones, este proceso pudo haber sido tres veces más intenso, proporcionando un soporte vital para numerosos ecosistemas marinos.
Un caso destacado es el de las ballenas jorobadas del Pacífico Norte, que cada año migran desde el Golfo de Alaska hasta las islas de Hawái, donde su presencia aporta nutrientes en una cantidad doble a la suministrada por procesos oceánicos locales.
La gran cinta transportadora de nutrientes
Los científicos han apodado este fenómeno como la «gran cinta transportadora de las ballenas», ya que estos animales se alimentan en vastas regiones pero concentran sus desechos en áreas más reducidas donde se reproducen.
Las crías, al nacer, no pueden viajar grandes distancias, lo que obliga a las madres a permanecer en aguas poco profundas y protegidas, evitando así a depredadores como las orcas. En este proceso, los nutrientes quedan retenidos en los ecosistemas tropicales, como si se recogieran hojas para hacer compost.
Migraciones gigantescas y un impacto invisible
Durante el verano, las ballenas adultas consumen grandes cantidades de krill, arenques y otros peces en las frías aguas cercanas a Alaska, Islandia y la Antártida. Se ha calculado que una ballena jorobada del Pacífico Norte puede aumentar su peso en 14 kilogramos por día durante la temporada de alimentación.
Este almacenamiento de energía les permite emprender travesías de miles de kilómetros sin ingerir alimento. Por ejemplo, las ballenas grises recorren más de 11.200 kilómetros entre sus zonas de alimentación en Rusia y las áreas de reproducción en Baja California, mientras que las ballenas jorobadas del hemisferio sur viajan más de 8.000 kilómetros desde la Antártida hasta Costa Rica.
Durante estos desplazamientos, las ballenas liberan enormes cantidades de urea rica en nitrógeno, crucial para los ecosistemas marinos. Un estudio en Islandia determinó que una ballena de aleta puede excretar más de 950 litros de orina al día, en comparación con los menos de 2 litros diarios que genera un ser humano.
Las ballenas como reguladoras del planeta
Las ballenas no solo tienen las migraciones más extensas de cualquier mamífero, sino que también poseen un impacto ecológico a escala global.
El oceanógrafo Andrew Pershing destaca que la influencia de estos animales en la distribución de nutrientes es comparable a la de los ríos o las aves marinas, cambiando la percepción sobre cómo los seres vivos afectan a los ecosistemas planetarios. Antes de la caza comercial, este circuito de nutrientes era aún más intenso, aunque se desconoce la magnitud exacta del rol de especies como la ballena azul, que fue una de las más afectadas por la caza.
El potencial de esta tecnología natural para un mundo más sostenible
La restauración de las poblaciones de ballenas podría tener un impacto positivo en la biodiversidad marina y en la captura de carbono. Al fomentar la productividad del fitoplancton, las ballenas ayudan a absorber CO2 y a mitigar el cambio climático.
Proteger a estos animales es una estrategia clave para promover un océano más saludable, resiliente y sostenible, beneficiando a especies marinas, ecosistemas y a la humanidad en su conjunto.
Más información: Migrating baleen whales transport high-latitude nutrients to tropical and subtropical ecosystems.
Maria Elizabeth Martinez Conde dice
es verdad tienen millones de años habitando la tierra estos gigantes ballenas y son un equilibrio necesario..tenemos que detener la caza furtiva de todo tipo de animal marino.. felicidades a toda la redacción de este artículo..desde México Sinaloa
Luis Marzal dice
PUES LAS SIGUEN MATANDO …
Zeque dice
Que buen dato! estas investigaciones son fundamentales para entender detalles de la dinámica del planeta y para saber donde poner recursos y normas para no cambiar ni perder este proceso ambiental. Mas argumentos certeros para no permitir la caza de ballenas, hay un perjuicio para todos que hay que frenar urgente, saludos desde Argentina