Actualizado: 20/03/2023
Para vivir de manera totalmente sostenible son muchos los aspectos que entran en juego. Uno de ellos, el aprovechamiento de los residuos que normalmente se pierden por el inodoro, pese a su potencialidad como nutrientes.
En Quinta do Vale, en Portugal, donde existe una potente comunidad de permacultura, han optado por que nada se desperdicie. Para ello, han desarrollado un inodoro para el vermicompostaje. Te explicamos cómo lo hicieron para que puedas aprovechar esta técnica.
Alternativas para inodoros en comunidades fuera de la red.
La primera idea que manejó esta comunidad fue la creación de un pozo seco que incorporase un sistema de compostaje, algo que es sencillo de construir y mantener. Sin embargo, la idea fue descartada porque este tipo de váteres no es del agrado de todo el mundo y, también, en un intento por encontrar mejores soluciones sin alcantarillado.
Así, se dirigió la mirada a unos experimentos desarrollados décadas atrás por la estadounidense Anna Edey y, sobre esa base, se optó por inodoros vermicompost con cisterna, que incorporan un recipiente para el abono con lombrices y un filtro.
Váter vermicompost con cisterna: el concepto.
La idea era aprovechar un inodoro de descarga convencional que, a través de una tubería de desagüe, drenara en un recipiente de plástico aislado.
Este contenedor debe incluir una buena proporción de lombrices en sus capas más superficiales, de alto material orgánico rico en carbono.
Cuando la descarga accede al contenedor, los residuos sólidos permanecen en la superficie para ser procesados por las lombrices.
Por su parte, los líquidos drenan a través del material del filtro orgánico, de manera que salen del recipiente hacia un filtro base también rico en carbono, donde son absorbidos por las plantas o procesados por las bacterias del suelo.
Fabricación del inodoro de compostaje.
Para dar forma a este inodoro se optó por un recipiente intermedio (IBC) de plástico y 1.000 litros de capacidad.
En la parte superior del contenedor se habilitó una escotilla de acceso mediante la realización de un corte en la mitad de la franja.
Esta parte se debe volver a encajar, pero anclada a la apertura central que da paso a la canalización por tornillos y una barra de aluminio en el bastidor de cada lado.
El siguiente paso tras habilitar el tanque será conectar una tubería de salida de 110 milímetros, así como cavar una zanja que sirva para la conducción hacia la zona de filtrado.
El depósito se sitúa justo debajo del inodoro, en un recinto de piedra de esquisto.
Cuando esta comunidad construyó sus muros añadió sistemas de aislamiento para mantener la temperatura óptima para las lombrices (13 grados en invierno y 27 en verano).
En la zona próxima al contenedor se optó por aislamiento de poliestireno. Para rellenar cualquier hueco se empleó agregado de arcilla expandida.
Por su parte, para el techo se instaló metal galvanizado corrugado ligero, con el fin de facilitar el acceso al tanque. Además, la cubierta incorpora el mismo material aislante que en el caso anterior.
El lecho de cultivo, de unos 1’5 metros cúbicos de volumen, tienen que contar con una profundidad de medio metro, espacio en el que las hojas y las virutas de madera, entre otros, aportarán carbono, además de actuar como esponja orgánica.
Hay que cuidar que el espacio sea suficiente como para manejar el volumen de residuos sólidos del inodoro. Las aguas negras se canalizan precisamente en este lecho, que fluye a través de un sistema conector de residuos de 40 milímetros.
Una vez el sistema cuente con suministro de agua y se incorporen los gusanos al tanque, el inodoro está listo para empezar a utilizarse de manera que ningún residuo se desaproveche.
Proyecto original en Permaculture.
Pedro dice
Falta un esquema del diseño donde se puede ver