En la cocina, el polvo de ajo es probablemente uno de los condimentos que más rápido se agota. Aunque generalmente se prefiere el ajo fresco para cocinar, el polvo de ajo es ideal cuando se busca un toque rápido de sabor sin tener que pelar y cortar un diente de ajo.
El polvo de ajo es una excelente adición de último minuto para ajustar el sabor de un plato. Por ejemplo, se puede agregar una pizca a un puré de patatas si está un poco insípido. Además, el polvo de ajo funciona excepcionalmente bien en marinados y aderezos para ensaladas, ya que infunde el líquido sin el mordisco del ajo crudo.
En muchos hogares, la pizza no está completa sin el polvo de ajo en la mesa. Sin embargo, el problema con el polvo de ajo comprado en tiendas es que el bueno suele costar más de 6 dólares el frasco, y el barato no tiene sabor.
Ingredientes
Para hacer tu propio polvo de ajo, solo necesitas ajo fresco. No se requiere ningún equipo especial, y el sabor es muy superior a cualquier cosa que se pueda comprar en la tienda, incluso a los productos de alta gama.
Proceso de elaboración
Hacer polvo de ajo es sencillo y se puede resumir en cuatro pasos básicos: pelar, cortar, secar y moler.
Paso 1 – Pelar
Pelar el ajo puede ser complicado para algunas personas. Un truco útil es cortar los extremos romos del ajo donde el bulbo y la piel se encuentran. Luego, coloca un cuchillo sobre el diente de ajo con el lado plano hacia abajo y dale un golpe firme pero no agresivo. Esto debería hacer que la piel se separe fácilmente del diente.
Paso 2 – Cortar
Usando un cuchillo afilado, corta los dientes de ajo en rodajas finas, de aproximadamente 3 milímetros de grosor. Es importante que las rodajas sean uniformes para que se sequen de manera homogénea. Coloca las rodajas en una bandeja para hornear forrada con papel pergamino, asegurándote de que no se toquen y estén bien distribuidas.
Paso 3 – Secar
Secar el ajo puede ser una tarea bastante olorosa debido a la intensidad del aroma. Un deshidratador de alimentos funciona muy bien para esto, pero también se puede usar el horno. Ajusta tu horno a la temperatura más baja posible, normalmente entre 55 y 65 grados Celsius. Si tu horno no baja tanto, puedes dejar la puerta ligeramente abierta.
El ajo debe secarse a fuego lento para evitar que se dore y adquiera un sabor amargo. El proceso de secado puede durar entre 2 y 4 horas, dependiendo del grosor de las rodajas y la cantidad de humedad del ajo. Debes revisar las rodajas cada hora, y más frecuentemente hacia el final del proceso. El ajo estará listo cuando esté ligeramente dorado y crujiente.
Paso 4 – Moler
Una vez seco, el ajo puede ser molido usando un procesador de alimentos, una licuadora, un molinillo de especias, un molinillo de café, o incluso un mortero y maja. Tritura el ajo hasta obtener la consistencia deseada.
Es importante señalar que si utilizas un molinillo de café, es recomendable tener uno dedicado solo para moler hierbas y especias, ya que tanto el café como el ajo tienen olores y sabores fuertes que pueden transferirse.
Almacenamiento
Una vez molido, el polvo de ajo debe almacenarse en un recipiente hermético. Los frascos de especias vacíos pueden reutilizarse para este propósito, asegurándose de lavarlos y secarlos bien antes de usarlos. Si se hace una gran cantidad de polvo de ajo, puede considerarse regalarlo en frascos bonitos.
Para evitar que el polvo de ajo se apelmace, se pueden añadir unos granos de arroz al frasco para absorber cualquier humedad residual. Además, agitar el frasco durante los primeros días ayuda a prevenir grumos.
Consejos Adicionales
Para eliminar el olor a ajo de las manos, se recomienda frotarlas con una cucharada de posos de café y jabón.
Hacer polvo de ajo en casa no solo es fácil, sino que también ofrece un sabor superior en comparación con los productos comprados en tiendas. Una vez que pruebes el polvo de ajo casero, difícilmente querrás volver al producto comercial.
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