Actualizado: 01/11/2022
¿Sabías que cuando compras un bote de champú o de detergente, el 80% de lo que adquieres es, sencillamente, agua? Mirjam de Bruijn, graduada por la Design Academy Eindhoven, tampoco hasta que se detuvo a curiosear las etiquetas. Tras ese descubrimiento, la joven holandesa se volcó hasta dar forma a Twenty, una idea que permitiría reducir significativamente las emisiones en envasado y transporte al eliminar el agua de los productos envasados.
Para completar esta idea, que desarrolló en la tesis que presentó a la academia holandesa, la joven propone una marca para la venta de ese 20% restante de cada producto. Así, De Bruijn aboga por comercializar la base del champú o del detergente para la ropa o los platos en forma sólida, por ejemplo en cápsulas.
Con ello, cuando el consumidor adquiriese el producto, mucho más pequeño que el que se vende actualmente, lo único que tendría que hacer para contar con un champú o un detergente al uso sería mezclarlo con agua. “Una vez en casa, sería tan solo cuestión de abrir el grifo y mezclar bien”, explica la joven, en la que también se pueden ver las cápsulas líquidas y las pastillas que propone.
Solo con aplicar la innovación descrita y, claro, con dejar de empaquetar y transportar alrededor del mundo unas cantidades de agua que no son necesarias para productos como los descritos, la reducción de emisiones contaminantes a la atmósfera sería significativa. “En vez de cinco aviones, se utilizaría uno” para el envío de la misma cantidad de producto, ilustra.
Pero es que además, en la línea de avanzar hacia un consumo más responsable, Mirjam de Bruijn aboga también por comercializar estos productos concentrados en paquetes de cartulina o cartón reciclados. Con ello, se seguirían sumando ventajas; en este caso para ahorrar en uso del plástico con el que se fabrican buena parte de los envases de champú o detergente.
Con Twenty, que se ha exhibido en la Dutch Design Week, la joven persigue “despertar las conciencias y activar a los consumidores de manera que, algún día, este concepto se convierta en el estándar para los productos domésticos”. Y en la línea de activar conciencias, DeBruijn hace incluso otra recomendación de uso para esta idea: que, una vez se adquiera el concentrado, se mezcle siempre en una botella reutilizable para, así, seguir ahorrando en consumo de recursos que son además difícilmente degradables.
Por el momento, esta idea que podría extenderse a otro tipo de productos para tener un impacto incuestionable en la reducción de emisiones es eso, una idea. Sin embargo, Twenty aspira a convertirse en un ejemplo para la industria que demuestra además que ser más sostenible no siempre tiene que ser algo difícil de conseguir.
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